Atrapada con un doctor
Capítulo 297

Capítulo 297:

Angela fue al Departamento de Investigación y Desarrollo del Hospital Yao a recoger sus pertenencias y también a visitar a algunas de sus antiguas compañeras de VIP del departamento de hospitalización.

Lucy la apartó y le dijo que Rosa estaba en esa habitación.

Rosa está en estado crítico.

Tenía tubos por todas partes. Parecía que se estaba muriendo.

El Señor Gu vino a verla varias veces, pero ahora ya no la visitaba, aunque Rosa haya preguntado por él.

Angela sacudió la cabeza con una sonrisa irónica pero no dijo nada.

Angela entró a la habitación, se acercó a la cama.

Rosa había sentido que alguien entraba y abrió los ojos para ver quién era.

Reconoció quién era. Sus ojos se abrieron de par en par y con voz frágil dijo: «Angela…».

Angela sonrió y dijo: «Trabajabas con Nita, ¿Verdad? ¿Estás contenta ahora? ¿Satisfecha?»

Antes creía que Rosa había hecho todo lo malo porque Nita la había obligado.

Pero cuando vio que Rosa y Nita conspiraban contra ella y Arvin, se dio cuenta de lo tonta que había sido al compadecerse de Rosa.

Rosa estaba pagando las consecuencias de sus actos.

Nita le había dado demasiada dr%ga, así que sufrió una sobredosis y se desmayó.

Más tarde, el médico le dijo que Arvin la había salvado justo a tiempo, de lo contrario habría muerto antes de llegar al hospital.

Rosa luchó mientras le decía a Angela: «Mira, lo amaré… hasta mi último aliento de muerte. Él… me a salvado muchas veces”

Angela guardó silencio un rato.

Entonces sacó algo de su bolso y dijo: «Bueno, mira esto, estoy embarazada y Arvin es el papá. Con este niño, ¿Crees que Arvin volverá a verte?».

Rosa no lo podía creer.

Estaba demasiado aturdida para respirar y mucho menos para responderle a Angela.

Angela empezó a compadecerse de ella por lástima, pero no se dejaría engañar de nuevo.

Incluso los miserables merecen desprecio por sus malas acciones.

“Rosa, ¿Crees que Arvin renunciaría a ti si le amenazó con este bebé?».

«Lo haré». Oyó la voz de un hombre que venía de detrás de ella, y sonaba muy alegre.

A Angela le sorprendió un poco.

Se dio la vuelta y encontró a Arvin de pie detrás de ella.

¿Cuándo?

¿Cuándo ha llegado?

Angela guardó lentamente y en secreto el informe del escáner B-ultrasónico en su bolso.

Pero ya era demasiado tarde.

Arvin se abalanzó sobre ella y la sujetó por la muñeca.

Angela forcejeó mientras él intentaba llegar a su bolso.

Finalmente, consiguió el informe y lo abrió para comprobar lo que decía.

Al parecer, Angela llevaba embarazada unas siete semanas.

Arvin se pellizcó para asegurarse de que no estaba soñando.

Luego abrazó a Angela y le dijo: «Cariño… así que voy a ser papá».

Angela y él llevaban mucho tiempo esperando ese momento.

Rosa nunca había visto a Arvin tan feliz y alegre en su vida.

A pesar de la timidez y el enojo de Angela, cargó a su esposa, dio vueltas como si tuviera dieciocho años otra vez.

Ver a Arvin así hizo que Rosa se sintiera abrumada y sufriera otro infarto.

Los médicos y las enfermeras entraron corriendo en la habitación para salvarla.

Angela se tranquilizó e intentó soltarse de Arvin para poder salir de la habitación.

Pero Arvin la sujetaba con firmeza.

Angela giró la cabeza y le gritó a Arvin: «Déjame en paz, no quiero verte en absoluto. Ni ahora ni nunca. ¿Estás sordo? ¿No has oído lo que te he dicho?».

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