Amor verdadero
Capítulo 66

Capítulo 66:

FINAL DE CARLOS

Cuando la mamá de Fabián me dijo llorando que Morelia se había escapado con su esposo me quedé en shock.

No podía creer que esto me estuviera pasando de nuevo.

Yo no había hecho otra cosa que demostrarle mi amor en el poco tiempo que estuvimos juntos y me dolía que ni siquiera me hubiera dado la oportunidad de defender lo nuestro delante de Leticia me dolía demasiado.

Si tan solo se hubiera quedado a escuchar cómo se daban las cosas entre nosotros, pero prefirió huir y de paso con un hombre.

La decisión de Morelia de huir precisamente con la pareja de Sandra, me indicaba que ellos ya se conocían de algún lugar.

Conocía muy bien a Morelia y ella no hubiera escapado con un desconocido. Lo que me preocupaba era qué tan fuerte había sido su relación como para que a él no le importara dejar a su mujer varada en una fiesta por salir corriendo tras ella.

Me sentía devastado, hacía unas horas era el hombre más feliz del mundo y de buenas a primeras había perdido a la mujer que amaba y estaba en peligro de perder a mi hija.

Amaba a Morelia, la amaba más allá de lo imaginable, era como si nuestras almas estuvieran destinadas a estar juntas, cono si el destino nos hubiera cruzado en el preciso momento en el que nuestros corazones tenían la madurez suficiente como para entender este tipo de amor. Era mi opuesto complementario como decía mi madre.

Sin embargo, quizá no era nuestro destino estar juntos. Por más amor que sintiera por ella, en ese momento lo más importante para mí, era conservar a mi hija.

No podía permitir que su estabilidad emocional corriera peligro ante las amenazas de su madre, porque era obvio que a Leticia lo único que le importaba era hacerme daño, sin importar que en el camino hiciera sufrir a su hija.

Respiré profundo antes de entrar en la casa, en otras circunstancias habría tomado mi auto y hubiera corrido tras ella, para hacerle entender que ni Leticia ni nadie podría separarnos, pero en este momento la prioridad era mi hija, que no paraba de llorar porque no sabía lo que estaba sucediendo.

Entré en la casa con el corazón destrozado y el alma llena de angustia, abracé a mi hija y logré que conciliara el sueño.

Recostada sobre mi pecho, yo no pude dormir, no podía dejar de pensar en lo que debía hacer para que Leticia se largara de nuestras vidas para siempre.

De cuando en cuando me descubría pensando también en Morelia, en lo que debía estar sufriendo, porque para nada creía que estuviera feliz al lado de ese hombre, de algo estaba seguro y eso era de sus sentimientos hacia mí porque, aunque no me lo dijera, sus ojos reflejaban lo que había dentro de su corazón y sabía lo que podía provocar en ella con un solo roce de mis dedos, sabía que le hacía vibrar no solo el cuerpo, también el alma.

En cuanto amaneció llamé a mi padre, él era el único abogado en el que confiaba y aunque no se pudiera hacer cargo de mi caso personalmente, siempre tenía una persona de su confianza para representarme.

Mis padres llevaban más de veinte años divorciados, pero seguían siendo muy buenos amigos y aunque casi nunca convivían entre sí, cuando se trataba de algún problema mío o de alguno de mis hermanos, ellos siempre estaban dispuestos a colaborar juntos para ayudarnos.

Era domingo y los juzgados estaban cerrados, mi papá estaba de viaje con su tercera esposa y regresaba el lunes, pero quedó de estar en casa de mi madre a primera hora junto con un colega de su despacho para asesorarme.

“Trata de relajarte y haz que la niña se divierta para que no se estrese con la situación, el lunes que la lleves al colegio ponla de nuevo en manos de la psicóloga porque lo que viene va a ser muy difícil para ella”

“Gracias papá, así lo haré y te veo mañana”.

“¡Ah Carlos! Es muy probable que los abogados de Leticia investiguen el pasado de tu novia y todo lo que haga de ahora en adelante. Ella será un foco de atención que puede resultar benéfico o contraproducente en tu caso. Un error de su parte, por mínimo que sea, puede ser decisivo para que el juez le otorgue la custodia a Leticia. Pondrán en duda su calidad moral como mal ejemplo o mala influencia para la niña”.

Pero… ¿Qué tiene que ver mi novia con esto?

Esto es un problema entre Leticia y yo, ¿Qué calidad moral tiene una madre que abandona un hijo para ir detrás de un hombre?

“Lamentablemente para ley, una madre tiene derecho de arrepentirse, porque eso demuestra que su amor de madre es mayor a sus deseos de mujer. En cambio, un padre, siempre lleva las de perder, si las mujeres con las que se relaciona no tiene una conducta intachable”.

Me quedé pensando en las palabras de mi padre, no podía creer que existiera la posibilidad de perder a mi hija, y lo que más me preocupaba era la actitud de Morelia.

Se escapó con otro hombre de la fiesta y no estaba seguro de que Leticia se hubiera dado cuenta, pero había muchos testigos que podrían confirmarlo si salía a la luz.

“¡Maldita sea!”, grité cuando colgué el teléfono.

Esperaba todo, menos que mi relación con Morelia fuera a ser un motivo que me llevara a la posibilidad de perder a mi hija. Y para colmo no sabía dónde estaba ella, donde había pasado la noche y qué sentía por ese hombre.

Estaba desayunando con Valentina, mi madre preparó su desayuno favorito y yo le preparé una malteada de fresa como le gustaban, con dos bolas de helado y un shot de jarabe de chocolate.

Había amanecido más tranquila, lo primero que hizo al despertar fue preguntar por More y sus dudas me partieron el corazón.

“¿Ahora que mi mamá Leticia volvió, ya no podré ver a mi mamá More? ¿Podrían vivir las dos con nosotros?”

“No mi amor, no pueden vivir las dos con nosotros. Todavía no sabemos cuáles son los planes de tu mamá Leticia, pero es probable que se vuelva a ir”.

“¿No le puedes decir que se quede? ¿La puedes defender de ese dragón para que no se la lleve de nuevo?”

“Mi amor, respecto al dragón”

Estuve a punto de decirle que no existía tal dragón, que se trataba de un hombre y que su madre se había ido porque ya no me amaba.

“Yo sé que los dragones no existen, que solo existen en los cuentos y en las películas y que no son reales. Pero me dan ganas de llorar si pienso que mi mamá no me quiere. ¿Si me quiere verdad? Por eso vino y me trajo un regalo”.

¿Cómo podía contestar a eso?

¿Cómo romper el corazón de mi niña diciéndole que a su madre ella le importaba un carajo?

“Si mi amor, todas las mamás quieren a sus hijos, es solo que a veces los adultos son muy complicados y se tienen que ir”.

“Valentina si tu mamá quisiera que te fueras a vivir con ella pero que tu papá no puede ir…”, dijo mi madre. Yo la miré con reproche, no quería comenzar a llenar la cabeza de mi hija con ideas dolorosas.

“No papito, yo quiero que mi mamá se quede con nosotros, pero no quiero ir a ningún lado si tú no vienes”, comenzó a llorar.

La abracé y le prometí que nada nos iba a separar.

¿Qué otra cosa podía decirle?

Un mensaje de texto llegó a mi móvil, era un mensaje de Leticia.

Leticia Villaverde: [Me pregunto ¿Qué va a decir el juez cuando vea esta fotografía? Tu noviecita saliendo de un hotel con otro hombre al día siguiente del cumpleaños de mi pobrecita hija, ¿Ese es el ejemplo que le das a mi niña con las mujerzuelas que metes en tu vida?]

Estaba tan enojado que estuve a punto de arrojar el móvil contra la pared, no podía creer que Morelia se hubiera ido a encerrar con un hombre a un hotel en el primer conflicto y sin siquiera darme la oportunidad de hablar.

Mi madre me quitó el teléfono y se llevó a la niña para ducharla, le prometimos que la llevaríamos al museo del niño para que se distrajera, porque queríamos mantener su mente ocupada.

El timbre sonó y por la cámara de seguridad de la calle me di cuenta de que se trataba de More, salí a recibirla.

Necesitábamos hablar de la situación, no solo de lo que había pasado con Leticia y con ese hombre, sino de lo grave que podía ser su actitud en el juicio para conservar a mi hija.

Abrí la puerta y el brillo en sus ojos me lo dijo todo, no necesitaba explicaciones para entender lo que me iba a decir.

Abrí los brazos para que supiera que cualquiera que fuera su decisión yo la apoyaría, después de todo, ya nada iba a ser igual entre nosotros.

“Perdóname, fui una tonta por salir corriendo, pero tuve miedo”

La besé en la frente y acaricié sus cabellos, sabía que, con todo el dolor de mi corazón, debía dejarla marchar.

“Tenemos que hablar”, le dije y ella asintió con la cabeza.

Agachó la mirada porque quizá pensó que la iba a cuestionar sobre su actitud, por haber escapado con un hombre y ella no sabía que estaba enterado que pasó la noche con él en un hotel.

“Te quiero explicar lo que pasó y porqué me fui con Adrián”, dijo.

“No tienes que explicarme nada More, entiendo que lo que pasó con Leticia te afectó y actuaste sin pensar. Lamentablemente esa actitud puede ser muy perjudicial en un juicio por la custodia de mi hija. Leticia está decidida a quitármela”

“¿Cómo se atreve a querer quitártela? Fue ella la que la abandonó, ningún juez puede permitirlo”.

“Por desgracia las leyes en México siempre están a favor de la madre. Los niños pequeños no pueden decidir con quién vivir y si la madre se arrepiente, cualquier juez va a escucharla y a darle la oportunidad de enmendar su error”

“No Carlos, no puedes permitir que se la lleve, Valentina es tu vida y ella será muy infeliz con una mujer como Leticia. Dime por favor ¿Cómo puedo ayudarte?”

Las lágrimas en los ojos de Morelia terminaron por demoler mi corazón que ya estaba hecho añicos con las dudas de mi hija.

Tuve que sentarme porque el aire me faltaba, no tenía la fuerza para decir lo que estaba a punto de decir.

“Nuestra relación debe terminar”, dije haciendo un gran esfuerzo por contener las lágrimas.

“Carlos yo…”

“No digas nada More, te amo, pero mi prioridad ahora y siempre será mi hija. Es mejor que te vayas. Eres libre, ya no tienes nada que te ate a mí”.

“Gracias, Carlos, gracias por ser un hombre tan maravilloso, sin duda eres el mejor hombre que he conocido en mi vida”.

Se puso de pie y me dio un beso en los labios.

Se sintió como una despedida, pero esto no iba a durar para siempre.

La vi partir, me quedé mirando hasta que el taxi desapareció de mi vista.

Algo dentro de mí me decía que nuestras almas se iban a volver a encontrar, porque nuestro amor, era amor verdadero.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar