Capítulo 74:

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“Me siento muy… solo”

Chilló.

“Soy una basura que no vale nada”

Continuó llorando.

“No, no eres una basura”

Acarició su mejilla.

“Lo que te hace falta es carácter, que te comportes como un hombre de verdad”.

“Perdí a las dos mujeres que me han amado, Emma ni siquiera responde mis llamadas, nunca me va a perdonar, haberla dejado esperándome en aquel restaurante”.

“Dale un par de días, es una buena chica, te ama mucho, verás que reconsidera y se le pasa”.

“¿Tú crees?”

Preguntó preocupado.

¿Eso era posible?

¿Podía tener otra oportunidad?

“Estoy segura”

Respondió y se quedó pensativa.

“Te voy a decir algo que te va a cambiar la vida”.

“¿Qué cosa?”

Indagó con extrañeza.

“Solo si me prometes que vas a cambiar y a dejar de beber”.

“Lo prometo”

Expresó mientras daba un gran trago ala botella.

Victoria se la arrebató.

“Ni un trago más”.

Lo abofeteó con suavidad.

“Lo prometiste”

Indicó.

“Tu hija… no puede tener un padre alcohólico, ¿Lo entiendes?”

“¿Mi hija?”

Arrugó el ceño y dio un largo bostezo.

“lsabella te dio una hija, necesitamos encontrarla, para quitársela y te dediques en cuerpo y alma a hacerla una Weber”.

Oliver abrió los ojos de par en par y la miró sorprendido.

“¿Tengo una hija?

Preguntó con incredulidad.

Con el dorso subiendo y bajando, aún agitado, después de haberse entregado a aquella pasión desbordada que ya no podían esconder.

Isabella acomodó su rostro en el firme pectoral de él, y comenzó a deslizar la yema de sus dedos sobre su pecho.

Estaba trazando suaves círculos sobre la tibieza de su piel, disfrutando de haberse entregado libremente al amor, que emanaba desde lo más profundo de su ser.

“Fue maravilloso”

Pronunció con la voz un poco ronca.

“Jamás me había sentido así”

Confesó elevando su rostro para mirarlo.

Guillermo frunció el ceño al escucharla.

“¿A qué te refieres?”

Preguntó, acercándose para darle un beso sobre uno de sus hombros.

“En tus brazos he vibrado como nunca lo había hecho jamás”

Sonrió al verlo.

“Cuando estás metida en una relación en la que no te aman, pierdes el sentido de la vida, pensando que sin esa persona no podrás vivir, no podrás salir adelante; sin embargo, para mí, fue una oportunidad, para darme cuenta que el mundo no se acababa”.

Hizo una pausa y luego continuó.

“Aprendí a amarme y a valorarme, me ha costado perdonarme haber permitido tantos abusos, tantos maltratos, pero logré sanar y volví a creer en el amor”

Su voz se entrecortó.

“Me siento plena, me siento orgullosa de mí misma”.

“Me emociona mucho escucharte hablar así”

Acarició sus mejillas con ternura.

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