Capítulo 68:

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Estaba molesta.

Muy molesta.

“Ya hiciste suficiente, no quiero verte, hasta el siguiente milenio”

Lo miró enfurecida, cubriéndose el rostro.

“Perdóname mamá, no fue mi intención lastimarte”

Empezó a llorar, viendo cómo se iba.

Aprovechando que Isabella estaba esperando los bocadillos, para la reunión, Maritza se acercó a su cubículo, como todo el mundo estaba centrado en la sala de juntas, la mujer tomó asiento con tranquilidad y abrió el ordenador.

Estaba buscando la información que le había confiado Guillermo.

“Espero que seas lo suficientemente lista, para tener un respaldo”

Sonrió al borrar los archivos que se requerían en la sala de juntas.

“Espero que te corran, sin consideración alguna, muerta de hambre, trepadora”.

Al escuchar voces, se alejó.

Isabella se dirigió a la sala de juntas y acomodó las carpetas sobre los lugares de cada uno de los abogados que asistirían.

Antes de que llegara a la puerta, se dio cuenta que Guillermo estaba recargado en uno de los muros, viéndola.

“¿Se le ofrece algo, abogado?”

Isa acomodó su cabellera hacía uno de sus hombros y sonrió de manera coqueta.

“Un beso”

Respondió él, cerrando la puerta de la sala de juntas, la tomó por la cintura y se acercó a sus labios, para saborear su dulce sabor.

“También lo necesitaba”

Suspiró profundo la joven.

“Lo dejo trabajar”

Susurró.

Momentos más tarde Guillermo presidió la reunión, hablando sobre los casos que estaban llevando, tomó su Ipad para ver a detalle cada caso.

Frunció el ceño al no poder encontrar la información, imaginó que al compartírsela a Isa, algo había hecho y se bloqueó.

“¿Cambiaste de carpeta la información?”

Le preguntó al salir a buscar a Isa.

“No, no hice nada”

Respondió ella e ingresó a su ordenador y comenzó a buscar la información.

“Es extraño”

Mencionó la chica.

“¿Qué cosa?”

“No aparece la carpeta”

Explicó.

“Hace un momento estaba ahí”.

Guillermo se tensó.

“¡¿Cómo?!”

Exclamó.

“No sé qué es lo que sucedió, pero no está”

Manifestó, con preocupación.

Arrugó el ceño, habían viajado un par de socios desde otras ciudades, tenían importantes asuntos que tratar, se llevó las manos a la cabeza.

“Llama al técnico de la empresa y pide que busquen la información”

Ordenó con voz seria.

“Voy a improvisar, adelantaremos el desayuno, pide que den prioridad a este asunto”.

“De acuerdo, lo haré”

Contestó sintiendo molestia en sus palabras, no pudo evitar recordar las palabras de Maritza, al decir que no estaba apta para el puesto.

¿Y si ella tiene razón?

Dudó por unos instantes.

Victoria estaba recostada sobre su cama, con una bolsa de gel frío, sobre su pómulo.

“¿En dónde está tu hermano?”

Cuestionó con voz baja.

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