Amor después del matrimonio
Capítulo 202

Capítulo 202:

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La forma en la que Guillermo la acariciaba, provocó que Isabela jadeara una y otra vez, sin parar, intentaba poder respirar, pero le era imposible, la torturaba de una manera indescriptible, logrando que sucumbiera ante la forma en la que la probaba, arqueó su espalda, gritando con mayor fuerza.

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Escucharla gritar su nombre y decir que lo amaba, lo enloqueció, se sentía poderoso, en lo alto de la cima de una montaña.

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A continuación, fue ella quien subió sobre él, acercando sus labios a los suyos. No deseaba separarse de esa entrega que los volvía a hacer uno, después de todo el tiempo que les habían robado.

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“Te amo”

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Dijo Isabella y volvió a liberar un org%smo que la hizo vibrar como nunca.

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“Y yo a ti”

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Pronunció llegando casi al mismo tiempo que ella, envolviéndola con sus fuertes brazos, deseando no separarse más de ella.

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Aquel encuentro, los dejó con nuevos bríos, les esperaba una segunda oportunidad, sabían que ya no se volverían a separar.

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“¿Qué va a pasar si Mason se entera que estás vivo y que estamos juntos?”

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Isabella no quiso tocar ese tema, pero era algo que la inquietaba y mucho, sus peores pesadillas eran él haciéndole daño a María.

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El estómago de Guillermo se revolvió al escucharla, reconoció en su voz el miedo que tenía.

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“Trabajamos para destruirlo de una buena vez”

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Respondió con la voz enronquecida y la mirada llena de resentimiento.

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Pasada de la media noche, Isabella llegó al apartamento donde vivía, se sentía feliz después de la nueva realidad que estaba viviendo.

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Se retiró los zapatos, intentando no hacer ruido, y de pronto la luz de la sala se encendió.

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“Buenas noches”

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Saludó Mike.

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“¿O debo decir buenos días?”

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“Hola”

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Isabella se aclaró la garganta, era tardísimo.

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“Lamento la demora, me fue imposible llegar antes, en verdad lo siento mucho”.

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Sus mejillas ardían no sabía si de la vergüenza o de lo que acaba de vivir en brazos de su esposo.

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“No deseo que pienses que estoy abusando de la ayuda que me das, pero te prometo que era algo muy importante para mí”.

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Arrugó el ceño al inhalar el aroma que emite la cafetera.

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Mike no dijo más.

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Se dirigió a la cocina para servir dos tazas de café, y las colocó sobre la mesa.

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“Hablemos”

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Solicitó sin poder dejar de ver el abrigo que llevaba, se veía a simple vista que era costoso.

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Además, que su rostro se veía distinto, su mirada tenía un brillo diferente, sus mejillas tenían color.

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Isabella tomó asiento, mordió su labio inferior.

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“¿Qué deseas saber?”

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Indagó tomando una de las tazas, en la cual fijó su mirada, estaba nerviosa.

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Ladeó los labios, prefiriendo dar un sorbo a su humeante taza.

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“Desde que te conozco, me parece que eres una mujer muy reservada, no es mi intención entrometerme en tu vida personal”.

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Guardó silencio pensativo.

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“Me preocupa María y no te voy a negar que tú también”.

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Isabella comprendió por donde iba su conversación, sus mejillas se sonrojaron aún más.

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“No deseo que pienses mal de mí, te has portado muy bien y te estoy muy agradecida por todo el apoyo que nos has dado, por lo que considero que mereces una explicación de mi parte”.

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“No, en verdad no quiero ser entrometido, solo te pido que tengas cuidado. Hay gente mala”

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Aclaró él.

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“Lo sé”

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Resopló con pesar, llegando a su cabeza la imagen del peor de todos los hombres.

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“El día de hoy me reencontré con mi esposo, al que creí muerto”

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Manifestó dibujando una amplia sonrisa, entonces precedió a narrarle los sucesos por los que habían tenido que pasar.

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Un silencio se hizo presente entre ambos, Mike observó con gran admiración a Isabella, y sonrió.

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“Sería incapaz de juzgarte. Lamento escuchar por todo lo que han tenido que pasar. Cuenta conmigo, para lo que necesites”.

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Dijo con honestidad.

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“Gracias, será mejor que te deje descansar”.

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Se puso de pie para ir a su habitación.

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