Capítulo 197:

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Viendo que María se había dormido, Isabella tomó aquella revista y comenzó a hojear, buscando el momento de la entrevista.

Varias lágrimas escurrieron al leer muchas similitudes de lo que ellos vivieron.

“Pobre hombre debe sufrir mucho, lo entiendo como nadie”

Pronunció entre sollozos, hasta que algo la hizo sentir un gran escalofrío y su piel se erizo, al ver que había una imagen de una cadenita con un anillo de promesa.

Era justo igual al de Guillermo.

Se cubrió los labios al ver que decía la misma frase en su interior.

Sus manos comenzaron a temblar, entonces leyó el nombre de aquella mujer.

Bella.

“¡Cielos!”

Se puso de pie sintiendo que su corazón estaba a punto de salir de su pecho, eran muchas coincidencias.

Tenía que averiguar, ¿Cómo?

Mientras tanto en otro lugar…

Al llegar a su residencia, e intentar ingresar a la cochera, le fue muy complicado hacerlo, pues, los medios de comunicación, le impedían el paso, estaban instalados, ahí esperándolo.

En cuanto lo vieron acercarse se desató un zafarrancho por querer correr a él y llevarse la nota.

“Lo que me faltaba”.

Golpeó con fuerza el volante.

“Estos muertos de hambre, acosando mi residencia”

Arrugó el rostro en señal de poca satisfacción.

“Infelices”

Presionó con fuerza sus puños y sin titubear comenzó a acelerar el coche, en señal de que no se iba a detener.

Iba a ingresar a su casa, como fuera.

El caos se desató.

El desorden y la agitación se hizo visible entre los paparazzi, además de que hubo golpes con los micrófonos y las cámaras, haciendo preguntas sin cesar, intentando que respondiera.

No tuvieron más remedio que ir abriendo paso, para que el auto de Mason Wever ingresara a la residencia, sin lograr obtener ninguna declaración.

Al ingresar a la residencia, los fuertes pasos de aquel hombre resonaron por su casa, estaba furioso, lleno de rabia, el video de lo sucedido entre su asistente y él, se había hecho viral.

“Maldita mujer, la voy a acabar”

Expresó lleno de ira.

Observó a su madre descender las escaleras, no necesitaba preguntar nada, su rostro lo decía todo.

Estaba que furiosa.

Era obvio que ya se había enterado de lo sucedido.

“¿Qué demonios tienes en la cabeza?”

Se acercó a él y lo abofeteó.

“Te he dicho que con las empleadas, no”

Gritó fúrica.

“Veo que no aprendiste nada de todo lo que vivieron con Isabella, esa mujer, esa patética obsesión con ella, ha sido la ruina de la familia, si la tuviera frente a mí, la destrozaría con mis propias manos”.

Mason arrugó el ceño.

Su pecho se agitó.

“No vuelvas a tocarme”

Gruñó.

“Nosotros no somos más de lo que ustedes hicieron con nosotros, somos su viva imagen”

Manifestó ladeando los labios.

“Te estás pasando de listo”

Victoria enfatizó mirándolo con dureza.

“¿Qué vas a hacer para salir de todo este embrollo?”

Preguntó molesta.

“Acabar con esa mujer”

Anunció con determinación.

Victoria sacudió la cabeza, en desaprobación.

No era posible que solo pensara en desaparecer a esa mujer.

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