Capítulo 193:

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Henry dio una palmada en el hombro de Guillermo.

Tomó su móvil y lo desbloqueó al llegarle un mensaje.

La entrevistadora del programa, me está preguntado, desea saber si llegó tu chica.

“Llámale”

Will sugirió.

“Quizás nos pueda ayudar”.

Tiene razón, ella tiene los medios de llegar a miles de personas.

Guillermo sonrió.

Henry no esperó más y le marcó a su número privado.

“¿Cómo le fue al Señor Romano?”

La chica indagó.

“Mal”

Respondió Guillermo.

“No llegó”.

Silencio.

“Lo lamento deseaba darle seguimiento, la gente nos ha estado preguntando, desea saber qué ocurrió. Quizás no vio el programa”

Resopló.

“Es lo que creemos”

Dijo Henry.

“Pero el Señor Romano, está muy acongojado, no sabemos cómo hacer para ayudarlo, quizás a ti se te ocurra algo más”.

“La estaré esperando todos los sábados a la misma hora”

Guillermo suspiró, dirigiendo su mirada al exterior, estaba todo oscuro, justo como estaba su estado de ánimo.

“Lo seguiré ayudando, no se dé por vencido, esto se ha convertido en interés social, es mi deber ayudarlos. Voy a hacer una nota especial, para el noticiero y lo subiré en las redes”.

Guillermo sonrió al escucharla.

“Eso sería de gran ayuda”.

Presionó su puño sintiendo aliento para no parar de dejar de buscarla.

“Te daremos la exclusiva de nuestro reencuentro”.

“Hecho”

Pronunció la mujer y cortaron la comunicación.

“Así se habla”

Will se puso de pie y se acercó a ellos.

“Esto amerita un brindis”.

Guillermo elevó su copa, su mirada brilló con la intensidad de una estrella.

No se daría por vencido.

¡Claro que no!

“Por mi futuro reencuentro”.

“Porque sea muy pronto”

Agregó William.

Que se encuentren bien.

Es el único deseo que tenía Guillermo.

Mientras tanto en otro lugar…

Al medio día Isabella ingresó al comedor comunitario, a apoyar, Mike se lo había pedido y a ella la idea la había emocionado, eso los había hecho hacerse más cercanos, interactuar más.

No podía evitar sonreír al ver a María interactuar con Mike, cada que lo hacía no dejaba de preguntarse si Guillermo era quien le había enviado a aquel joven, como un rayito de luz, aunque sabía que todo sería muy distinto, si pudiera terminar sus estudios, y ejercer su profesión, para sacar adelante sola a su hija.

Durante el tiempo que llevaba asistiendo al comedor, se pudo dar cuenta que muchas mujeres, pasaban por situaciones similares a la de ella, de hombres que deseaban quitarles a sus hijos, aunque legalmente no podía hacer nada, llegó a meterse en conversaciones ajenas, para darles orientación, para que se defendieran, no se dieran por vencidas.

Dirigiéndose a instituciones de servicios gratuitos.

Después de terminar de servir, ingresó a la cocina sosteniendo la olla, mientras esperaba a que se desocuparan el lavatrastos, no pudo evitar poner atención a la conversación que tenían sus compañeras en el interior.

“¿Supieron si se presentó aquella mujer?”

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