Capítulo 151:

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Era una pregunta difícil de responder.

“Te la daré, pero no aquí, no te pienso dejar sola. Vamos a mi casa, allá te quedarás esta noche con nosotros”.

Sentada sobre la cama, Isabella cepillaba la húmeda cabellera de María, quien acababa de salir de la ducha.

Sonreía viendo a su hija hacer lo mismo que ella, sobre una de sus muñecas.

“Le quedó igual de suave su cabello que a mí. El champú funciona muy bien, huele muy rico”.

“Si, tienes razón, quedó oliendo igual que tú”

Contestó con dulzura y de pronto el gruñido del estómago de la niña, la hizo reírse.

“¿Cenaremos los croissants de chocolate que hay en la a la cena?”

Isabella arrugó el ceño.

“¿Cómo los encontraste?”

Indagó con curiosidad.

“Me subí en uno de los taburetes, y abrí la alacena donde escondes las golosinas y los encontré”

Pasó su lengua sobre sus labios, saboreándolos.

“¿Me darás uno?”

Preguntó.

“Me muero de hambre”.

Se puso de pie y colocó sus manos sobre su redondo estómago, percibiendo pequeños movimientos dentro.

“Tu ganas, vamos a comernos uno, mientras llega tu papá”.

Al estar en el comedor mordisqueando el croissant, llegó Guillermo, abrazando a su hermana, Isabella al verlos entrar sonrió con cariño.

Sin embargo, en breves segundos dejó de hacerlo al darse cuenta que su cuñada, no se veía nada bien.

Estaba más blanca que un papel.

Sus ojos estaban muy hinchado, era evidente que había llorado.

Se llevó las manos a los labios al ver que de pronto comenzó caer al suelo.

“¡Mel!”

Gritó asustada.

Con rapidez Guillermo, logró sostenerla, evitando que su hermana, se impactara contra el suelo, la sujetó con fuerza y la llevó hacia uno de los sillones, donde la recostó con suavidad.

“¿Por qué viene así?”

Indagó Isabella asustada.

¿Qué había pasado?

¿Los atracaron?

“¿Qué le ocurrió?”

Guillermo estaba por explicarle, pero se dio cuenta de la presencia de María, quien estaba impactada al ver caer de esa forma.

“La niña”

Señaló con la mirada hacia el comedor, entonces Isabella sacudió la cabeza, ya que por un momento, se le había olvidado que estaba ahí.

“¿Se murió mi tía?”

Preguntó María con la voz afligida.

“No, no cariño, cálmate. Tú tía se pondrá bien, te lo prometo”

Se acercó para abrazarla, decidió esperar solo a que reaccionara, para llevarla acostar.

Después de unos minutos en los que Guillermo, pasó un algodón con alcohol, comenzó a reaccionar su hermana.

“¿Qué pasó?”

Preguntó al ver el rostro afligido de él.

“Te desmayaste”

Explicó con serenidad, no pudo evitar acariciar una de sus mejillas.

“Ya me siento mejor”

Respondió intentando tomar asiento.

“No, no te sientes aún, espera a que te recuperes un poco más, te ves muy pálida”.

“Ha sido un golpe muy duro”

Manifestó con la mirada cristalizada y la voz llena de aflicción.

“Lo sé”

Susurró, sintiendo pena por ella.

“Dale un beso a tu tía y vamos a dormir”

Mencionó Isabella.

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