Capítulo 145:

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“No tomes una decisión precipitada, Guille, te conviene mi propuesta, nunca te aburrirás con una vida como la que te estoy proponiendo, por favor”.

“Hasta nunca, espero que encuentres lo que buscas, pero que te quede muy claro, que no será conmigo”

Colgó su móvil y volvió a la fruta que estaba picando.

Rodó los ojos al ver que le volvía a llamar, por lo que prefirió bloquearla y apagar su móvil por aquello que quisiera intentar comunicarse a través de otro número.

Al subir, sonrió al observar a sus chicas carcajearse viendo una película infantil, colocó sobre la mesa la charola con fruta y se sentó a un lado de ellas.

“Se ve muy divertido lo que ven”.

“Lo es”

Contestó María tomando con el tenedor un trozo de mango.

“No puedo dejar de reírme al escuchar las carcajadas de María”

Isabella comentó, picoteando un poco de fruta.

“Está buenísima”.

“Me alegra verte tranquila”.

Deslizó el dorso de su mano sobre el pómulo de ella.

“Ya me siento mejor”

Respondió con voz pausada.

“Escuchar las tonterías de Maritza me sacaron de quicio”

Confesó.

“¿Te llamó por teléfono?”

Indagó, mirándola con extrañeza.

“No, fue a buscarte a la oficina”

Comentó llevándose otro bocado a su boca.

Se puso de pie, sin poder creer lo que escuchaba.

Vaya que esa mujer no tenía límites.

De tan solo imaginar que algo les podría pasar, se tensó por completo.

Nunca antes se había sentido acosado, como en ese momento, lo que menos deseaba era poner en riesgo a las personas más importantes para él y conociéndose, no se lo iba a permitir.

Lo sabia bien.

Mientras tanto en otro lugar…

Completamente abrumada, por el poco interés que percibía en la relación, Melisa decidió que debía terminar la relación con Mason.

No podía olvidar la charla que tuvo con su hermano y su cuñada y era cierto, ella merecía alguien que le demostrara su amor y no la hiciera sufrir.

Por lo menos no de esa manera.

Era tan cruel…

¿Por qué era así?

Al final había tomado una decisión.

Era difícil para ella, pero sabía que sería lo mejor.

Le dolería un tiempo, pero sanaría.

De eso estaba segura.

Observó su móvil, pues le había enviado algunos mensajes, pero al ver que no había interés de su parte, ya no insistió, eso la llevó a decidirse.

Tenía que hacerlo ahora.

Era ahora o… sufrir mucha más luego.

Una de las decisiones que tomo fue no regresar al gimnasio para no encontrárselo y cambió sus horarios en sus salidas del trabajo, para cambiar sus rutinas diarias.

De pronto su corazón se agitó con bravura al observar que tenía una llamada de él, sin embargo se armó de valor y no le respondió.

En cuanto dejó de sonar, lo apagó, tomó su maleta y salió de ahí para irse un par de días con sus padres, sabía que era lo que necesitaba para despejarse.

Necesitaba establecer su mundo.

No dejaría que la controlaran.

No quería depender de él.

“Estás fuera de mi vida”

Pronunció con determinación, a pesar de que su corazón se negaba a la decisión que había tomado.

No más Mason.

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