Capítulo 143:

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Isabella arrugó el ceño y emitió un bostezo, sin ocultar que aún tenía mucho sueño.

“Me siento cansada”

Contestó tocando su v!entre

“Me asusté mucho”

Confesó.

“No quiero perder a nuestro bebé”

Su mirada se cristalizó, a él no le podía ocultar nada, se convertía en un espejo, reflejando su sentir.

“Cálmate, por favor. Estarán bien”.

Depositó un beso casto sobre su frente.

“Tienes que estar tranquila, yo me encargaré de que así sea. Me tendrás a tu cuidado”.

Acunó con sus grandes manos sus mejillas y besó sus labios con ternura.

Mientras tanto en otro lugar…

Después de haber dormido varias horas, Mason despertó al escuchar que tocaban a su puerta.

Observó el reloj en su dispositivo Alexa, y sirvió un vaso de agua, la cual bebió antes de contestar.

“¿Quién es?”

Gritó aún adormilado.

“La señora Victoria solicitó que le subiéramos el almuerzo a su habitación”

La muchacha del servicio respondió.

“¿Puedo pasar?”

Preguntó nerviosa.

Mason ladeó los labios y sonrió al escuchar su voz.

“Adelante”

Contestó poniéndose de pie.

La chica se quedó paralizada al observarlo únicamente en boxer.

“Dejaré en la mesa sus alimentos”

Refirió evitando mirarlo.

¿Desea algo más?”

Dijo sintiendo su cuerpo detrás de ella.

“¿Por qué tan nerviosa Cary?”

Susurró en su oído.

“Hace mucho que no me visitas, me tienes muy abandonado”

Colocó sus manos en sus cintura.

La chica pasó saliva con dificultad, al sentir su virilidad en su trasero.

¿Lo iba a hacer otra vez?

“Tengo mucho trabajo, ya me tengo que ir”

Expresó agitada.

Tenía que huir.

“Te vas cuando yo te lo diga”

Susurró.

“Ya lo deberías saber muy bien”

Manifestó subiendo la falda de su uniforme.

“¿Te sigues tomando la píldora?”

Movió la cabeza afirmando y cerró sus ojos.

“Si, lo sigo haciendo”

Respondió agitada.

“Así me gusta chica buena, te vas a ganar una buena propina”

Mencionó acariciando su rizada cabellera, pensando que pronto estaría entre sus brazos a Isabella.

Mientras tanto en otro lugar…

A la mañana siguiente, desde la habitación de la pareja, Isabella sonrió al observar que llegó María del colegio, sosteniendo un hermoso ramo de flores, que para sus pequeñas manitas, era gigantesco.

Suspiró profundo, al sentir como se derretía por esos hermosos ojitos color marrón.

“Papá me dijo que mi hermanito y tú se sienten mal”

Se acercó a ella para entregarle las flores.

“Vine a cuidarlos, me contrató como su enfermera”.

Colocó una de sus manitas sobre el v!entre de su mamá.

“¿Puede oírme?”

Preguntó.

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