Amor después del matrimonio
Capítulo 136

Capítulo 136:

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“Mentir no es bueno”.

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Sabía que había mentido.

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María inclinó su rostro, presionó sus labios en una fina línea y caminaron hacia el departamento de maternidad, en donde se perdieron un rato buscando algunas prendas para Isabella, sin darse cuenta que alguien los observaba ocultándose entre un maniquí y algunas prendas.

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“¡Esa mujer está embarazada!”

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Maritza exclamó, sin poder creer lo que veía, estaba sorprendida, pues se encontraba acompañada de un par de amigas haciendo compras, preparándose para salir del país y vacacionar .

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“No puedes quitarme a Guillermo, ya te lo dejé mucho tiempo”

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Expresó.

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“Es turno de que sea para mí”.

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Mientras tanto en otro lugar…

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Sentado sobre una banca de frío cemento, dentro de los separos de la comisaría se encontraba Mason.

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Estaba rodeado de sujetos que se veían de mala calaña, al menos es lo que pensaba él, quien portaba una camisa de vestir azul cielo y un pantalón gris.

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Tenía las manos juntas y el rostro inclinado, intentando mitigar la repulsión y el asco que sentía al permanecer encerrado ahí.

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El hedor a sudor combinado con alcohol y otras substancias, le tenían el estómago revuelto.

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Mira qué acusarlo de ser el jefe de una banda que roba autos, era algo que no podía creer, de acuerdo al retrato hablado que tenían coincidía con sus rasgos físicos.

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¡Era imperdonable!

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Esperaba que en cuanto todo se aclarara, su madre usara de todas sus influencias e hiciera que corrieran a todos los ineptos que se habían atrevido a confundirlo con un delincuente y lo encerraran a él.

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Presionó con fuerza sus dientes y arrugó el ceño, deseando que esa pesadilla pasara lo antes posible.

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El tiempo que llevaba ahí, era una pesadilla, ya no soportaba más estar ni un minuto más entre toda esa gentuza.

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Iba a enloquecer.

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¿Acaso Oliver lo pensaba dejar ahí toda la vida?

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Si por él fuera, sabía que sería así.

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Agradeció para sus adentros que su madre estuviera a la cabeza.

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Ella no lo dejaría que se pudriera ahí.

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Lleno de desesperación, se acercó hacia los barrotes para intentar asomarse.

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“Parece que el día de hoy es para la gente de tu tipo, ¿Es tu hermano?”

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Preguntó uno de los compañeros de celda, en tono de burla, al ver que ingresaban a otro hombre que vestía tan elegante como el abogado Weber.

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La verdosa mirada de Mason, se cruzó con aquel hombre y se dio cuenta que tenían cierto parecido.

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Se giró para ignorar su comentario y huir de su putrefacto aliento y decidió volver a aquella dura banca, pero no pudo hacerlo porque otro hombre ya la había ocupado otro hombre, no mejor que aquel sujeto.

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Cerró sus puños dentro de los bolsillos de su pantalón, pues sabía que todos lo miraban como si fuera carnada.

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“¡No me gusta cómo nos miras!”

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El hombre de la banca se puso de pie, viéndolo con desagrado.

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Mason inhaló profundamente y retrocedió hasta que su cuerpo chocó con los barrotes, su corazón se agitó con bravura.

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Sabía lo que iba a pasar.

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Mientras tanto en otro lugar…

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Después de realizar un par de compras, la familia de la Vega ingresó a un restaurante de la misma plaza comercial, charlaban de manera amena, hasta que el camarero se acercó a ellos y les entregó la carta, para que solicitaran sus platillos.

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Isabella se puso de pie para ir al tocador, llevando con ella a María para lavarle las manos, mientras Guillermo se quedaba para ordenar, revisaba un par de postres que sabía les iban a encantar, hasta que, observó que alguien tomaba asiento en el lugar de su esposa.

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“Mucho tiempo sin vernos”

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Maritza expresó, sin poder dejar de verlo a los ojos.

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“Te ves muy bien”

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Dijo ocultando un suspiró que emitió de forma involuntaria.

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