Amor después del matrimonio
Capítulo 129

Capítulo 129:

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Después de haber dejado a Isabella sobre la cama, Guillermo regresó a María a su habitación y le pidió a Melisa que la acompañara, para evitar que viera en ese estado a su mama, pues no estaba acostumbrada, no deseaba ocasionarle alguna preocupación a su corta edad.

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Al volver con ella, le retiró las zapatillas de tacón y se acercó a su cabellera, dándole un ligero masaje sobre su cabeza, sabiendo que eso le gustaba mucho.

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“¿Qué fue lo que ocurrió Isa?, por favor explícame que te tiene así, tan nerviosa”.

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“Me encontré con ese infeliz”

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Expresó con bajito.

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“Se acercó a la mesa donde estaba y se sentó como si nada hubiese pasado”

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Liberó un par de lágrimas.

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La mirada de Guillermo se ensombreció al escucharla no lo podía creer.

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“¿Con Mason?”

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Afirmó con la cabeza.

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“Se atrevió a hablar de lo bien que la pasamos aquella noche”.

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Se llevó las manos a su rostro, intentando sacar las imágenes que de pronto le llegaban a su mente, desde que aquellos sueños la perturbaban.

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“Tranquila”.

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Besó su frente.

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“No se volverá a acercar a ti. Solicitaré una orden de restricción”

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Indicó con seriedad.

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“Buscaré personal de seguridad que te acompañen a donde vayas”

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Se acomodó a su lado y la acomodó entre la calidez de sus brazos.

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“Todo estará bien”

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Manifestó.

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“Es lo que más deseo que esa familia desaparezca de mi vida, no volver a saber nada de ellos, de ninguno, que no se acerquen a María”.

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“Me encargaré de eso, pronto llevará mi apellido, no podrán hacer nada, lo prometo”.

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“Gracias”

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En ese momento se acercó Melisa.

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“Llegó el médico”

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Mencionó.

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Guillermo se puso de pie y esperó a que ingresara.

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Lo miró con preocupación, pero no dijo nada, hasta que él comenzó a indagar.

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Después de revisar a la chica le dio un medicamento que le ayudó a descansar y relajarse, uno que no afectara su estado embarazo.

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Al verla dormir de manera apacible, se dirigió a la cocina para prepararse un café.

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“¿Estará bien?”

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Melisa preguntó, sorprendiéndolo.

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“Eso es lo que más deseo”

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Pronunció tomando asiento en uno de los taburetes.

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“¿Quieres un café?”

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“Sí y también algo de comer”

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Abrió la nevera sacando un contenedor con macarrones con queso.

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“Se ve delicioso”

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“Lo está, lo preparó Isa, en uno de sus antojos”

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Ladeó los labios.

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“lsabella y yo estamos preocupados por ti, por eso te llamó para invitarte a la cafetería”

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No pudo evitar sentirse sorprendida.

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“¿Por qué están preocupados?”

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Indagó a pesar de imaginarse el motivo.

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Inhaló profundo sin poder saber si se atrevería a contarle sobre lo que la tenía así, por lo que Guillermo observó con atención, la manera con la que jugaba con la taza que tenía entre sus manos, además que parecía que intentaba esconder su rostro para no mirarlo; algo que no era natural en ella.

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La conocía bien, llevaban una buena relación, sus padres les inculcaron con el ejemplo a tratarse de manera cordial, pero sobre todo a amarse mucho, porque llevaban la misma sangre.

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En cuanto escuchó la alarma del horno de microondas, Melisa se puso de pie y sacó el contenedor, sin decir una sola palabra, tomó un par de platos y sirvió la pasta, llevándose un par de macarrones a la boca para no responder.

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“Isabella, no va a despertar hasta mañana, así que tengo toda la noche libre, para escucharte”.

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Elevó la barbilla de ella usando dos de sus dedos para hacer que lo mirara a los ojos.

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