Amarte es mi capricho -
Capítulo 41
Capítulo 41:
Javier me mira pensativo, se acomoda la corbata antes de decir.
“Si tan sólo supiéramos donde esta tu padre”, abro los ojos como platos.
Me mira como si yo misma le hubiera dicho la respuesta.
“¿Tú sabes donde esta?”.
Javier es mi única esperanza, lo que mi corazón más anhela es saber pór que mi padre, el ser más cariñoso que conozco huyo dé esa manera, me abandono a mi suerte, mi padre no es así, me niego a creer que sea culpable del delito que se le impugna. Una lagrima rueda de mi mejilla, la limpio al instante con mi mano mientras siento la mirada de lastima de Javier.
“Cat”.
“Si, se donde está”.
Javier me pasa una hoja para que anote la dirección que he memorizado con tanta dedicación.
“Ire a verlo”, sentencia.
“Necesito encontrar a tu padre para que el mismo me explique que sucedió y poder tener un mejor sustento de defensa”.
Me pongo de pie.
“Quisiera ir, pero por ahora no puedo”.
Javier rodea el escritorio y pone sus manos en mis hombros.
“Cat, prometo que encontraremos la verdad”.
“Gracias Javier, en verdad no sabes lo agradecida que me siento contigo, eres un extraño y me estás ayudando”.
“Somos amigos, si tú me dejas”.
“Amigos”, sonrío.
Bajo la mirada, Javier es un buen hombre, tiene sentimientos hacía mí, lo veo en su mirada, tal vez por eso mé ayuda. Pero es la única persona que me puede ayudar en estos momentos.
“Si vez a mi padre dile que lo extraño tanto”, mi voz se quiebra, Javier me abraza, necesito un abrazo en estosmomentos, lo rodeo con mis brazos.
“Tranquila, todo estará bien”.
POV Elian Brin
He enviado a mi asistente a buscar a Catrina, no contesta mis llamadas y siento como la ansiedad comienza a apoderarse de mi cordura. No entiendo como puede ser tan irracional, no puede andar en la calle sola como si nada después de que intentaron atacarla, mucho menos después de que sabemos que esta embarazada.
¡J0der! Quisiera ir yo mismo a buscarla, pero hay un asunto que necesito resolver ahora. De ello depende que mi matrimonio siga a flote o se vaya al carajo.
Aprovecho el momento en que Angelica y mi madre se alejan para hablar a solas con Everardo, le he pedido que hablemos en el despacho. Lo invito a sentarse y sirvo dos vasos de whisky Toma el vaso, lo acerca a su rostro y huele.
Agita un poco el líquido antes de tomar un sorbo. Alza la vista y me mira a profundidad.
“Cooperaré con la policía, les daré acceso a los documentos privados de la empresa”, —aprieto los dientes al ver la mirada. que Everardo me dirige, sé el tipo de hombre que es y que le disgusta que lo reten, pero ya no soy aquel joyencito que sólo era el novio de su hija.
“Te pedí que no lo hicieras, a cambio te conseguí Nubak al precio más bajo del mercado”.
“Lo sé, pero no pienso seguir solapando tus negocios chuecos Everardo, nunca he sido participe en ellos y no pienso comenzara serlo”.
Sonríe de lado con molestia. Toma del whisky. Niega con la cabeza.
“Te has perdido Elian, tengo motivos para que Francisco Vidal no regrese”, frunzo el ceño.
“¿Es inocente?”, lo interrumpo.
Sonrie macabro. Cat tenia razón su padre es inocente. Abro los ojos como platos.
“Siempre pensé que serias mi yerno ideal, algún día gobernador del estado y mi hija la primera dama, aún es mi sueño”, añade.
“Sin embargo, desde que conociste a esa jovencita has comenzado a tomar decisiones que no me agradan, a pesar de eso decidí apoyarte para la candidatura y ¿Así es como me lo pagas?”.
Ladeo la cabeza, aprieto el mentón y los puños. Debi haber imaginado que todos los favores que un día recibí de él me serían cobrados muy caro.
“Siempre estaré agradecido por todo lo que me has apoyado, pero no deseo manchar mi carrera con este tipo de situaciones”, omito decirle que es más un asunto personal.
“¿Qué no puedes controlar a tu mujer?”.
Mi corazón late de prisa cuando la menciona.
“Ella no tiene nada que vér en esto”.
“Es su padre, lo sé, por eso es que estas terco de querer ayudarla”.
Se pone de pie.
“No deseo que tu y yo tengamos problemas Elian, por el bien de los dos, has lo que tengas que hacer, el gobernador no tiene nada que ocultar”.
Pone su mano en mí hombro y lo palmea. Me quedo inmóvil, se que miente. Deja el vaso de whisky y sale de mi despacho.
Respiro profundo frotándome el rostro con las manos. Justo fui a fijarme en la hija del hombre equivocado. Lo peor es que me he vuelto adicto a ella.
POV Catrina Vidal
No se cuánto tiempo me demoré en el bufete de Javier. El tiempo se me paso volando. Después de eso llamé a Cristal para que me diera detalles de como iban las cosas en Nubak.
Dijo que bien que se estaba adaptando al trabajo, mientras seguía revisando los archivos que se encontraban en la antigua oficina de mi padre. Le dije que el día de mañana nos veríamos en la oficina, tenía que platicarle lo que sucedió esta mañana, que tal vez ya no podía contar con Elian para ayudar a papá.
Al pensar eso todo mi cuerpo se estremeció, pero era la verdad. En eso veo el auto de Gómez detenerse a un lado de mí, apenas había caminado unos cuántos pasos lejos del bufete, estaba frente a la pastelería de la Señora Georgina.
Gómez baja con prisa.
“Señora Brin, el señor me ha enviado por usted, quiere verla en casa”, hago una mueca de disgusto, quisiera alargar el momento para no tener que enfrentarmea Elian, esta situación me pone mal.
“Por favor, suba”.
“Esta bien”, resoplo. Que otra me queda, si no hago lo que Elian dice es capaz de venir el mismo por mí, aunque debo admitir que eso sería divertido.
Cuando llego a casa todo es silencio.Antes no me agradaba mucho el silencio, pero ahora entre más silencio quiere decir que no tendré que ver a mi suegra adorada ni a nadie más que pueda alterar mi tranquilidad. Camino hacía las escaleras, pero luego escucho como Idelina viene corriendo detrás de cookie.
“Ven acá gato”, veo con una sonrisa mientras trata de alcanzarlo. Me agacho y cookie trepa hasta mis manos. Me enderezo.
“¿Qué pasa Idelina?” aún mantengo la sonrisa en el rostro.
Idelina pone cara de pocos amigos mientras ve a mi gatita.
“A la señora Camila no le gustan los gatos”, susurra como si se tratará de un secreto que nadie más debe saber.
“La he mantenido oculta los días que no estuviste Cat pero esa bola de pelos es muy difícil de controlar, bien que se parece a la dueña”, suelto una carcajada.
“Ha mi gatita es una rebelde, ¿Cookie eres una rebelde?”, acaricio su espaldita haciéndole mimos.
Luego miro a Idelina.
“Si a mi suegra no le gustan los gatos, ni modo, grande es la puerta, esta es la casa de Cookie ¿verdad Cookie?”.
“Pero Cat”.
“Nada Idelina”, subo las escaleras mientras escucho como Idelina refunfuña.
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