Ámame maldito CEO -
Capítulo 83
Capítulo 83:
Arabella lo miró llena de odio, y de pronto le abofeteó el rostro con fuerza, pero ni un poco, pudo mover al hombre.
Sean miró a esa mujer, sentía tanta ira de ver que era tan cruel con su propia hija, de pronto, sin pensar en las consecuencias, le regresó la misma bofetada, aunque con menos fuerza, la mujer se quedó perpleja, sosteniendo su mejilla.
Se echó a llorar como una niña, y pataleó el suelo, gritando presa de la histeria.
Sophie corrió a abrazar a su madre.
Félix se acercó al hombre y lo enfrentó agresivo, violento.
“¡Cobarde! ¿Cómo pudo golpear a una mujer?”
Espetó enfurecido.
Sean lo tomo del cuello, con una sola mano, acabando con su aire, sus pupilas eran grandes, sentía una rabia contra ese hombre, le parecía repulsivo.
“¡¿Cómo puede ser tan p%rverso para permitir que le hagan daño a su propia hija?! ¡Son una familia de psicópatas! Pero, ella no está sola, nunca más”
Exclamó furioso.
El hombre le miraba con ojos asustados, y Sophie sollozando, empujó a Sean para liberar a su padre.
Sean miró la sortija de Merybeth brillando en el dedo de esa mujer.
“¡Dame la sortija!”
Ordenó enojado.
Sophie, incluso quiso esconder su mano, pero, fue muy tarde.
“e dicho que me la des, o juro que te cortaré el dedo”
Amenazó con voz grave.
Las palabras de ese hombre eran tan crueles y seguras, que Sophie temió que lo hiciera, así que se sacó la sortija y se la dio, asustada:
“¡Estás en problemas, tipejo! ¡Juro que se lo diré todo a mi futuro esposo Joe Carson! Él acabará contigo”
Exclamó Sophie, con ojos casi llorosos.
Sean se echó a reír, provocando que Sophie sintiera más miedo de él, mientras Sean tomaba de la mano a Merybeth, y la acercaba a sus brazos en un gesto de protección.
“¡Hazlo! Dile a Joe Carson que haga lo que quiera, pero dale un mensaje de mi parte; dile que Sean Hyland le envía saludos, y le informa que, acabará con él y con toda su familia, eso, los incluye a ustedes, prepárense, porque serán demandados, nadie toca a la mujer de Sean Hyland, y quedan como si nada”
Aseveró
Sean salió de ahí.
Cyrus lo esperaba afuera y cuando lo vio salir con la mujer herida se impactó mucho.
“¡Señor!”
“Vamos”
Dijo Sean subiendo al auto.
Merybeth se veía mal.
Estaba cansada, adolorida, y asustada.
“Antes de ir a casa, llévame a la comisaría”.
Merybeth abrió los ojos, pero bajó la mirada, sabía que Sean Hyland no descansaría, hasta que sus padres pagaran por el daño que le habían hecho.
Al llegar a la comisaría, Merybeth tenía miedo de bajar del auto, su rostro reflejaba demasiado temor.
Se sentía incapaz.
“Sal del auto, Cyrus”
Dijo Sean.
Cyrus obedeció de prisa, y Sean tomó el rostro de Merybeth entre sus manos.
“No tengas miedo, te ayudaré”
La voz de Sean ahora se volvió dulce, compasiva.
Sintió sus manos sobre su piel, eran suaves.
“Quieres que los acuse, pero… sé que son malos, pero…”
Ella titubeó con los ojos llenos de lágrimas.
Sean podía entenderla.
Merybeth no era mala, era buena, más buena de lo que incluso ella quería demostrar a los demás, y sintió que por fin, podía ver su verdadero rostro y era más hermosa de lo que él creyó.
“Es lo justo, ellos intentaron lastimarte, debemos darles una gran lección, ellos no pueden volver a tener una oportunidad para hacerlo, ¿Sabes por qué quisieron hacerte daño?”
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