Ámame maldito CEO -
Capítulo 81
Capítulo 81:
“¡¿Qué crees que haces?!”
“¡Está maldita no quiere firmar!”
La mujer intentó volver a golpearla, pero Félix detuvo su mano.
“¡Basta! ¡Ya no más!”
Sentenció.
Ambos salieron del lugar, y Arabella cerró con llave, mirando al hombre con enojo.
“¿Qué es lo que pretendes?”
Exclamó, y caminaron hacia el salón.
“¿Acaso no sabes que sin ese dinero no vamos a sobrevivir?”
“Ella no quiere dártelo, ¿Qué pretendes? ¿Matarla?”
“Sí es necesario, sí, lo haré, porque esa bastarda ha sido mi fracaso, y es tu culpa, tenías que casarte con Mary Bell y robarle su fortuna, no hacerle una hija a la que le dejarán toda la herencia, lo arruinaste todo, Félix”.
“Tal vez, pero, no puedes seguir lastimando a Merybeth, hablemos con ella…”
De pronto, escucharon el sonido de la puerta.
Arabella miró su reloj.
Era demasiado tarde para que alguien viniera, y tuvo un mal presentimiento.
“Señora, ¿Abro la puerta?”
Preguntó una empleada Arabella titubeó, pero tocaban con insistencia, como si fueran a derribar la puerta, si no abrían.
“Abre”.
Sentenció Félix
Al abrir-Sean Hyland entró sin esperar.
Caminó y se acercó a los esposos que le miraron incrédulos.
“¿Qué quiere en mi casa, y a esta hora?”
Exclamó Arabella de con un tono grosero.
“Soy Sean Hyland, vengo por mi esposa Merybeth, díganme dónde está”.
Arabella se quedó perpleja, mirándolo de arriba abajo.
Ese hombre, se notaba su clase, elegancia, y belleza, debía ser un hombre rico, reclamando a esa mujer.
“¿Acaso no se lo he dicho antes a su criado? Ella se largó hace muchas horas, ella no está aquí”.
“Ella no aparece, señora, no sé en dónde está, y estoy desesperado”
Dijo con voz firme.
“Yo soy Félix Hansen”
Dijo saludándolo.
Sean le tendió la mano, pero Arabella no se veía feliz.
Parecía nerviosa y desesperada.
Sean se dio cuenta de eso.
Sophie bajó la escalera y abrió ojos enormes al ver al hombre.
‘¡Es tan atractivo como un Dios griego!’
Pensó.
“¿Quién.es nuestra visita, madre?”
Dijo con una vez seductora.
“Es el esposo de tu hermana, se llama Sean Hyland”.
“¡¿Sean Hyland!?”
Exclamó Sophie con estupor.
“¿Usted es el gran CEO billonario que ha venido a vivir al pueblo?”
Sean la miró con ojos severos al recordarla.
“Ese soy yo, yo te conozco a ti, te vi el día que huiste, cuando enviaste a un hombre a quemar el rostro de mi esposa, y yo la salvé, por cierto, dile a tu amiguito que sigo buscándolo, cuando lo haga, acabaré con él”
Exclamó con una voz rabiosa, como si quisiera devorarla.
Sophie se tensó.
Sintió que temblaba.
“No sé de lo que habla, mi hermana tiene delirio de persecución, se inventa cosas…”
“No, tú eres la que muere de envidia por ella, es por eso que siempre quieres dañarla”
Exclamó Sean con ojos enojados, e intimidantes.
Sophie arrugó el gesto con rabia.
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