Ámame maldito CEO -
Capítulo 71
Capítulo 71:
“¡Su madre ha muerto! No puedo solo dejarlo a la deriva, es solo un niño, podríamos criarlo juntos, por favor…”
“¡Nunca aceptaré al hijo que tuviste con otra! Eres un desgraciado, ahora, pagarás todo el daño que me hiciste con este mocoso, te aseguro, que no será feliz aquí”.
“¡Basta, Regina!”
La voz gruesa de un hombre que bajó las escaleras y se acercó a ellos, los dejó callados.
“¿Cuál es tu nombre?”
“Se llama…”
“¡No te he preguntado a ti, Joel! Dime tu nombre, pequeño, vamos”.
Sean se asomó y miró a ese hombre.
Era alto, delgado y con los cabellos blancos.
“Sean… me llamo Sean”.
“Ven aquí”.
Sean caminó en pequeños pasos, hasta estar frente a él.
El anciano acarició su cabeza.
“¡No se atreverá a contradecirme! ¿Verdad?”
“¡Si ,este b%stardo se queda, me iré! No verás nunca al heredero de los Carson”.
“Bien, entonces, tendré aquí a otro heredero”.
Regina le miró con ojos llorosos, y se alejó.
Durante los primeros años ahí, Sean permaneció de la mano de su abuelo Metin Carson.
Eran buenos amigos.
Él lo envió a la escuela.
Lo cuidó todo el tiempo, pero Regina jamás lo dejó en paz.
Ella creó una brecha entre él y su hermano, a quien no dejaba acercarse.
Joel tampoco podía estar cerca, de todos modos, su carácter pusilánime tampoco era de gran ayuda.
“Quiero que volvamos a mi casa, hijo, mi casa está en Rize, sí, debo volver, fui arrancado, mi padre alcohólico me vendió a unos turistas, éramos tan pobres, pero quiero volver, solo una vez, si no vuelvo, si este maldito cuerpo no me deja ir, promételo, ¿Tú volverás por mí?”
El abuelo le dio aquel anillo.
“Era de mi madre, se quedó llorando y me lo dio, juré que volvería con él para dárselo, no volveré a verla, pero sé que este anillo estará sobre el Río Firtina, será el recuerdo de que volví, el agua lo verá”.
Pero, el abuelo murió pronto, y la vida de Sean a los quince años, cambió drásticamente.
Pasó de ser el protegido de Metin, a un simple criado.
Fue obligado a limpiar el establo de la familia.
También el jardín y todos los trabajos sucios, hasta que el testamento fue leído.
Sean debía ir a la universidad y estudiar.
Si la familia quería leer el resto del testamento, así fue, y cuando Sean volvió a casa, a los veintiséis años, se leyó de nuevo el testamento.
Metin Carson había dejado todo el dinero a Sean.
Era su único heredero; y si querían ganar su favor, debían ser buenos con él.
Regina tuvo que tragarse el orgullo, y pedirle el favor, Sean, entonces mostró su generosidad, pero Regina creó su propio y malvado plan.
Mandó a traer a su sobrina Anne, del Mediterráneo, su único trabajo era conquistar a Sean Carson, y ella cumplió lo prometido.
Él se enamoró de su belleza, decidió casarse cuando aún estaba loco de amor.
Cuando llegó a las caballerizas, la vio con él, con su propio padre Joel, manteniendo relaciones se%uales.
Sean nunca sintió tanto dolor.
Era una traición doble.
Lo peor vino después, cuando Sean se dio cuenta de que esa mujer le había hecho firmar lo que para él pareció un simple acuerdo nupcial, y que, en realidad, era su renuncia a los derechos sobre la herencia, cediéndolo todo a Joe Carson, como único heredero de la fortuna.
Luego, Sean vio el infierno ante sus ojos, cuando aquel hombre apareció muerto, él no pudo matar al viejo Rony Blas, no cuando fue su mentor tras la muerte de su abuelo, fue acusado y condenado por veinte años en prisión.
Sean volvió a la realidad, cuando sintió el cuerpo tibio de Merybeth moviéndose entre sus brazos.
Ella abrió los ojos, eran de un color tan azul, como un cielo claro de verano.
“Me siento mal, Señor Hyland, ¿Me has dado veneno?”
Él sonrió.
“Te di placer, diabla, solo te di placer”.
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