Ámame maldito CEO
Capítulo 366 (FIN)

Capítulo 366: (FIN)

Betty llega con su novia Lisa, si soy sincero, adoro a Lisa, incluso debo decir que es como una hija más.

Betty es la más rebelde de nuestros hijos, nos costó muchos desafíos y tropiezos, pero me alegra verla al fin, feliz, y en paz, amando con el corazón.

Tomamos asiento, hace frío, Bella está empacando sus cosas, nuestros hijos vuelven a Estados Unidos, nosotros permaneceremos unos días más, celebramos nuestro aniversario de bodas.

“Papi, mosca, regalos”, dice Betty.

Abro el mío, y lo mismo de siempre, un libro de ciencia ficción y suspenso, sonrió, saben bien mis gustos.

“Mamita, el tuyo”.

Merybeth se apura a abrirlo, y abre la boca enorme con un gesto de infinita sorpresa, me asomo a ver qué es eso tan importante.

Bella ríe a carcajadas.

Mery se pone roja hasta las raíces, y yo me quedo pálido.

“¡Betty!”, exclama Lisa reprendiéndola.

“¿Qué? Es un vibrador, es muy usual que lo usen las mujeres a los sesenta y cuatro años, la vida sigue siendo deliciosa, ¿Verdad, Mami?”

Cubro mi cara.

Ahora yo estoy avergonzado.

“Pues, créeme que le daré un buen uso”.

Niego, y comienzo a reír.

“¡Ay, Betty! ¡Cuando madurarás!”, exclamó Austin.

Ella le hace gestos de fastidio, imitándolo.

“Papi, mami, ya debemos irnos”.

Mi querido nieto Héctor nos da un beso.

“Abuelito, ¿Recuerdas al chico que me molestaba?”

“Sí, ¿Qué ha pasado?”

“Ya no me molesta más, fíjate que seguí el consejo de mi abuelita Mery”.

“¿Lo golpeaste?”, exclama Betty con sorpresa.

Mi mirada se fija en Merybeth con estupor, igual que la de Austin.

“¡Madre! ¿Tú aconsejaste eso? ¡Lo golpeó, madre! El ojo le quedó morado al niño”

“¡Ya me exhibiste, Betty, no puedes callar un secreto! ¡Traidora!”, gruñe con los brazos cruzados de enfado, ante la risa de Bella y Betty.

“Gracias, querida Mery, hizo muy bien, porque este niño debe aprender a ser valiente”, dice Pauline.

“¡Pauline! Yo estoy enseñando a nuestro hijo a ser honrado, leal, y legal, mi hijo será un abogado cuando crezca, y será un CEO exitoso como su abuelo, que siempre hace lo correcto”.

Merybeth ríe a carcajadas y la miró severo.

“Ah, ¿No es chiste? ¿Hablas de esta mosca? Cuéntales mi amor, cuéntales como golpeaste a un hombre con el que baile una vez en un bar”.

La miró impactado.

¿Cómo se atreve a desprestigiarme?

¡Pequeña demonio!

“¡No lo recuerdo! Nunca pasó, alucinas”.

“¡¿Quieres decir que estoy vieja?! ¡Lo escucharon!”, exclama y se pone a llorar.

“¡¿Qué demonios hice ahora?!”

Hizo una pausa.

“Su padre ha dicho que soy una vieja, y ya no me ama, ¡Esto merezco luego de cuarenta y un años de ser la esposa perfecta, y la más hermosa del mundo!”

“No llores, abuelita, le di su buen golpe, y luego al otro día, se disculpó, tampoco te enojes, abuelo, yo acepté mi responsabilidad, pedí perdón y recibí mi castigo, pero ese niño, nunca más volvió a molestarme”.

Merybeth lo abraza.

“¡Mi mosquita héroe! AI fin tengo una mosquita diabólica, ¡Buen trabajo!”

Luego de una hora todos se marchan.

Vemos el último auto irse, y ya es de noche, nos quedamos solos, y tomó su mano.

“¿Mi diablita está enojada?”

Casi me golpea con el consolador.

“¡¿Quieres jugar?!”

La miro con terror.

¿Por qué siempre ella es un caso perdido?

“¿Sabes que quiero? ¡Bailar!”

La tomo de la cintura y comenzamos a bailar con música imaginaria, pero cantó When I’m sixty four.

“Estamos envejeciendo, amor, dime que aún soy el lugar donde te quedarás hasta la muerte”.

“Siempre, eres mi lugar en esta tierra”

Lo juro.

Yo beso sus labios, siguen siendo dulces como la miel, nos recostamos en nuestro sofá cama favorito y suave.

Ella se quita la ropa, sonrío.

¿El se%o cambia luego de los años?

Sí, claro, pero siempre desearé ser uno solo con mi amada, siempre desearé amarla, como si fuera la última vez.

Y beso su cuerpo, beso sus labios, somos los amantes enamorados, haciendo el amor en esa cabaña, junto al fuego, ella y yo.

Cuando el amanecer llega, me levanto a tiempo, camino por la playa escucho el sonido del mar, me siento en un tronco, admiro el paisaje.

Merybeth se sienta justo a mi lado.

“A veces me preguntó, si hay otro universo, donde no nos cruzamos, tal vez nos vimos en ese bar, pero, seguimos adelante, y olvidamos”.

“Nunca”

Digo seguro.

“Recorrí todos los lugares de nuestro destino, y siempre volví a ti, todos los viejos amores que esquivamos, cuando el mundo se cayó en pedazos, sobrevivimos, siempre fuiste mía, estabas en mis sueños, Merybeth. Pudimos caer como estrellas fugaces, pero, fue tan fácil amarte”.

Se levanta y la imito, ella acuna mi rostro.

“Te amo, Señor Antártida, en este mundo oscuro de realidad, amar y ser amado, es la fortuna más grande, ¡Somos afortunados!”

“Mi diablita, mi fortuna es amarte”.

Ella me besa, y estoy en la gloria.

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