Ámame maldito CEO -
Capítulo 25
Capítulo 25:
Quería escudriñarla, leer su mente, pero era imposible saber lo que pensaba y eso lo empezaba a enloquecer.
“Escucha bien, Merybeth, ellos querrán saber todo, así que debemos planear bien que decir, debes decir que nunca has necesitado trabajar en tu vida, cosa que no es mentira, después de todo, y les dirás que te dedicabas a tus hobbies de videos y viajes estúpidos”.
Ella por fin volvió en sí.
Arrugó el gesto, severa, al escuchar sus palabras.
“¿Viajes estúpidos? ¿Cómo sabes que hago viajes? ¿Me has estado espiando?”
Sean bebió de su café y se sorprendió al notar lo delicioso que era.
Aquel café tenía el sabor perfecto que él solo conseguía en la cafetería más lejana.
“¿Qué?”
Exclamó.
“Sí, ¿Cómo sabes de mis videos y mis viajes?”
Sean rio un poco.
“¿Acaso olvidas que tienes un canal de videos que es público? Claro que lo has cerrado, ¿Por qué lo hiciste?”
Él notó como ella frunció la boca.
Era como si estuviese furiosa.
“¡No son viajes estúpidos!”
Dijo sosteniendo con fuerza el tenedor en su-mano.
“Yo tengo un trabajo valioso, o lo tenía… ¡Hago vídeos!”
De pronto Sean Hyland se echó a reír con diversión.
Era como si aquello fuera una buena broma.
Su risa era genuina, pero incluso a ella la asustó.
“¡Qué gracioso! Merybeth, ¿De verdad te crees eso? ¡Eres la mujer más superficial y absurda que he conocido!”
Ella lo miró severa.
Dejó el cubierto a un lado y sus ojos se afilaron en él.
“No es gracioso, yo trabajo, o trabajaba, pero lo hacía dignamente, he estudiado mercadotecnia, y puedo hablar cinco idiomas, además, conozco más este planeta que usted, que no sale de su estúpida oficina, yo viajo y grabo, muestro la cultura a aquellas personas que no pueden viajar y sueñan con hacerlo, soy respetuosa, aprendo mucho y ayudo a otros a aprender, ¿Quién te crees tú para decirme superficial y absurda?”
Merybeth estaba furiosa, y Sean Hyland pudo notarlo.
Hizo una mueca de suficiencia era como si fuera un tempano de hielo.
Era como si no le importara nada de lo que ella dijera, y no la tomara en serio.
“¿Sabes lo que hago yo, pequeña criatura? ¡Soy un CEO! Tengo en mi poder liderear el mejor bufete de abogados del país, así que no te atrevas a mirarme y decirme que tus boberías son importantes, tú no sabes lo que es el trabajo duro, eres una princesita que lo tuvo todo fácil”.
“¡Basta!”
Merybeth se levantó y lanzó un golpe contra la mesa.
Estaba enfurecida.
Ese gesto impactó a Sean.
No esperaba ese arranque de rebeldía.
“No eres mejor que nadie, solo por tu título de universidad, o por ser el gran CEO de nada, a mí tampoco me importa”.
“¡Pues debería! De ahí sacaré los veinte millones de dólares que te daré, solo por ser mi esposa”.
Ella rio entonces, de una forma frenética y la miró atónito.
“¿Y ya lo ves? Tan inteligente, que debes pagar a una mujer para fingir ser tu esposa, porque no puedes conseguir una que te ame de verás”.
Sean se levantó y sus ojos eran fulminantes.
En el momento en que Merybeth fue consciente de sus palabras sintió temor.
Sean Hyland caminó hacia ella.
“¡¿Qué has dicho?!”
Sentenció.
“Si busqué a una esposa de contrato, es porque no me interesa tener ningún tipo de compromiso, pero jamás, ¡Jamás! Me hubiese fijado en una mujer como tú; eres solo una excepción, una desesperación”.
Merybeth sintió que se echaría a llorar con sus palabras
Quería golpearlo, pero incluso eso le dio miedo, él dio la vuelta y se fue de ahí
“¡Maldito CEO!”
Exclamó rabiosa.
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