Ámame maldito CEO -
Capítulo 170
Capítulo 170:
“Pobre tonta, ¿Crees que Sean Carson te perdonará? ¿Crees que él olvidará que te revolcaste como una ramera con su propio padre? ¡Estúpida! Hoy se vengó de mí y de su hermano, hoy se vengó de su padre, pero te aseguro que mañana lo hará de ti, te aseguro que no serás la Señora Carson”, explicó ella con malicia.
Anne sintió miedo, pero la miró con firmeza.
“Bueno, y si no se casa conmigo, no importa, tengo veinte millones que disfrutar”.
Regina la tomó de los cabellos con gran fuerza.
“¡Nunca!”, exclamó soltándola y alejándose de ella.
Joe Carson caminaba para salir, cuando Sophie entró corriendo tan desesperada.
“¡Amor!”, dijo acunando su rostro.
“¿Cómo nos fue? Dime que ganaste el juicio, que todo está en orden”.
Joe bajó la mirada.
“No, Sophie, todo se perdió, mi hermano era inocente de lo que pasó, él jamás me cedió su fortuna, yo no soy el heredero Carson, a Sean se le ha devuelto toda su fortuna, yo me quedé sin nada”.
Sophie dio un paso atrás, atónita.
“¡¿Qué?!”, exclamó.
“¡No! No puede ser, Joe, debes luchar por ese dinero, ¡Es tuyo! ¡Tú te lo mereces!”, dijo sollozando y abrazándolo.
“Olvídalo, no importa, no necesito el dinero, aunque ahora le debo mucho dinero a mi hermano”, explicó mientras soltaba una pequeña carcajada.
“¿Qué?”, exclamó desesperada.
“Sí, debemos pagarle la mitad de todo el dinero generado de dos años a la fecha, así que, debo hacer cuentas, debo saber si tengo esa cantidad de dinero, mi madre ha gastado mucho”.
“Debo… ir al baño”, dijo Sophie y se alejó.
…
Orson estaba feliz de haber ganado el juicio.
Tomó su móvil y llamó por teléfono.
“Hola Jane, ¿Cómo te has sentido? Perdona por no llamar antes, estaba en un juicio y…”
“Ya tomé mi decisión, Orson”, dijo Jane, interrumpiéndolo.
La voz por la bocina le sonaba tan firme, tan severa que Orson sintió escalofríos.
“¿Qué sucede, Jane?”
“No voy a tener a este bebé, hicimos una por mesa, dijiste que la respetarías, ahora ya lo sabes, olvídate de mí, y sigue adelante con tu vida, yo seguiré con la mía, es todo”, sentenció Jane y colgó la llamada.
Orson se quedó perplejo.
Apenas colgó, él volvió a llamar, pero se dio cuenta de que ella desviaba todas sus llamadas, y al enviarle mensajes, supo ella lo había bloqueado.
Orson tuvo un gran temor en su interior.
Había pasado.
“¿Qué pasa?”, exclamó Sean al verlo tan asustado.
“Debo irme. ¡Jane, va a ab%rtar a nuestro hijo! ¡Debo evitarlo!”
Orson estaba al borde del llanto y Sean sintió mucha tristeza por él.
Lo vio irse casi corriendo, alejándose del lugar.
‘Por favor, que llegue a tiempo, que Jane no sea capaz de cometer ese acto, que piense en Orson, que piense en ella y en ese bebé, que les dé una oportunidad para ser felices, juntos, por favor’, pensó Sean.
“¡Sean Hyland!”, exclamó la voz de Sophie.
Sean se giró y la miró.
“¿Qué quieres?”
“¿Así que fuiste el abogado que le quitó todo a mi futuro marido?”
Sean esbozó una sonrisa.
“Parece que sí, parece que fui yo, ¿Y qué?”
“¿Qué? Que no te lo permito, ese dinero es mío”.
“¿Tuyo? Vaya, vaya, ¿Y qué crees que has hecho para merecer el dinero, Sophie Hansen? Si tú eres solo una buena para nada”.
Ella intentó darle una bofetada y él tomó su mano con firmeza.
“¿Cómo te atreves?”, exclamó furiosa en un berrinche que llamó la atención de todos.
“Cállate, mejor compórtate como lo que no eres, como una dama, tal vez, así, pueda tener algo de compasión por ti, y le dé algunos dólares a mi hermano para que se mantengan con vida”, dijo riéndose.
“¿Qué te dijo Merybeth? Seguro de que ella te convenció de tomar el caso para joderme a mí y a Joe, ella nunca nos va a superar”.
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