Ámame maldito CEO -
Capítulo 16
Capítulo 16:
Él caminaba por las escaleras.
Pero al escucharla se volteó.
¿Qué había dicho?
Era tan confuso.
“Adiós, Señor Antártida, digo, Hyland”.
Sean no volvió a verla y se fue de prisa.
Merybeth aún se sostuvo del barandal de la escalera.
Pero de pronto un recuerdo de anoche vino a su mente.
Tocó sus labios pensándolo.
‘¡Imposible! Entonces, fue solo un sueño, ¿Soñé que besaba al Señor Antártida?’
Ella hizo un gesto de repudio.
‘¡Imposible! Porque él no me gusta para nada’
Sentenció en su mente.
Pero en su interior, supo que, aunque lo negara, Sean Hyland era un hombre muy atractivo.
Demasiado atractivo.
Luego de darse un baño, Merybeth lavó su vestido de novia.
Después lo secó y lo puso en su armario.
No quería tirarlo, lo amaba, era como el recuerdo del vestido que jamás pudo tener en su boda con Joe Carson.
Era especial en su corazón.
Se sentó sobre la alfombra viéndolo.
“Nunca seré una novia a la que esperen en el altar, solo una de contrato, que pronto seré una divorciada, bueno, pero tendré dinero, pero no me servirá de nada”
Pensó con dolor.
Luego escuchó su teléfono resonar.
Se acercó a él.
Ya le había recargado la batería…
Pero ella no recordaba haber hecho eso.
Cuando vio la pantalla, observo que era Sophie, respiró despacio y respondió:
“¿Qué quieres?”
“Debo verte, hermana, por favor, quiero que arreglemos esto, hay algo muy importante sobre Joe que debo decirte”
“¿Acaso no es suficiente con todo el daño que ya me has hecho?”
Exclamó molesta.
“¡Por favor! Somos hermanas, no puedes olvidarlo, déjame hablar contigo, solo una última vez”.
Merybeth lanzó un respiró profundo, sintió que no quería, pero debía hacerlo, después de todo ella era su única hermana.
“Está bien, ¿Dónde te veré?”
“Te enviaré la dirección en unos minutos por mensaje, gracias, hermanita”
Merybeth colgó la llamada.
Sintió un mal presentimiento, pero no hizo caso a su instinto.
…
Sophie tocó la puerta de aquella casa, en uno de los barrios más pobres y peligrosos de Genesee.
El hombre que abrió la puerta no tenía la mejor pinta de caballero, pero la dejó pasar.
De pronto ella se arrojó a sus brazos y la besó.
“¿Me extranaste, nena?”
Ella dijo que sí y él la llevó hasta una habitación.
“Espera, espera, antes tienes que hacer algo por mí, quiero que me ayudes con ella”
“¿Tu hermanita? ¿Ahora que quieres hacerle?”
“Quiero destruirla, y tú me vas a ayudar, vamos a destruir su gran belleza”.
Él la miró aturdido sin entender, pero ella lo besó y fueron hasta la cama.
Sophie necesitaba seducir lo suficiente a ese hombre para que fuera capaz de cumplir con sus caprichos.
…
Sean Hyland se encontró con el abogado de la familia Hyland.
Él era huérfano de madre, pero una mujer le tendió la mano hace tres años, Brooke Hyland, quién lo adoptó como a un hijo y le dejó su herencia al morir, sin embargo, como Brooke conocía el carácter de Sean, amargado y melancólico, murió preocupada por él.
Por eso, en su lecho de muerte, no dudó en colocar aquella cláusula especial donde decía que para obtener la herencia primero debía estar casado con una mujer por amor, y para comprobarlo el abogado debía asistirá una reunión en la casa de verano de los Hyland, para verificar que todo estuviera en orden.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar