Ámame maldito CEO
Capítulo 110

Capítulo 110: 

“Te amo”

Dijo Merybeth.

Incluso su voz sonó como un susurró en el viento.

Sean ignoró sus palabras.

Pero no podía ignorarlas en su mente, porque se habían pintado como un tatuaje en su alma.

Lo hacían feliz.

Su corazón era cálido, ahora.

Una sonrisa se formó en sus labios, y besó con dulzura sus muslos.

Ella g!mió, intentó patalear, pero él la controló.

Abrió sus piernas con delicadeza.

Él comenzó a darle se%o oral, escuchando como lo gozaba, su lengua acariciaba su se%o, y la forma en que lo hacía, tan suave, apasionada e intensa.

La tenía al borde de la locura.

Merybeth no pensaba.

Solo gozaba, jadeaba, exigiendo que jamás se detuviera.

Todo su cuerpo estaba tenso.

Estaba ardiendo como una llama.

Sudaba, g%mía, su cuerpo se retorcía.

Él insistía con sus caricias.

Ella gritó, liberándose, llegando al org%smo.

Él sintió su humedad sobre su rostro.

Había una sonrisa brillaba en su rostro.

“¡Te amo!”

Exclamó Merybeth.

Estaba en éxtasis.

Estaba enloquecida por su placer.

“¿Me amas?”

Ella asintió.

“Tú también me amas”

Dijo ella segura, con la voz jadeante.

“Hazme tuya, ahora, quiero sentirte dentro de mí, por primera vez, por favor, ¡Te lo suplico!”

Sean la miró con ojos grandes, fijos en ella.

Pero en su interior sintió un pavor que lo congelaba.

“Me gusta escucharte suplicar, pero… ¡Oh, Merybeth!”

Exclamó mientras tocaba con su mano su p$ne, masajeándolo, hasta auto complacerse.

“No estoy enamorado, ¿Lo olvidaste, diablilla? Aquí no hay amor, esto es un contrato, ni hijos, ni nada de hacer el amor, ¡Qué tontería! ¿Te rompí el corazón? ¡No llores! Las personas fuertes no lloran”.

Merybeth sintió como si de pronto, de verdad estuviera en la Antártida.

¿Quién era ese hombre?

¿Por qué era tan cruel?

¿Por qué jugaba así?

¿Era humano?

Él comenzó a m%sturbarse.

La miraba a los ojos, con tanta frialdad.

Ella no podía saber si él sentía placer.

¿Acaso ese hombre era de hielo?

¿Quién era él?

Observó sus pupilas grandes, escuchó un jadeo salir de su boca.

Estaba frente a ella, aún sobre ella.

De pronto comenzó a temblar.

Lanzó un g%mido de placer.

Ella sintió un líquido caliente que escurría sobre sus pechos.

Lágrimas calientes escurrieron por su piel.

Aquello se sentía mal, como la peor humillación, en su top de humillaciones sufridas.

Él se alejó de ella, recostándose a su lado.

Merybeth no hizo ni un solo ruido.

Estaba tan callada, con el rostro serio.

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