Ámame maldito CEO -
Capítulo 105
Capítulo 105:
“Quiero escuchar su cuento, Señor Antártida”
Él sonrió
“Bueno, es una leyenda”
“¿Leyenda?”
Preguntó curiosa.
“¿Es de miedo? Me gustan las historias de miedo, pero a ti, lo dudo”.
Dijo burlándose.
“No es de miedo, es solo una leyenda que surge en un pueblo de donde mi abuelo era originario”
Explicó él.
“¿Me contarás sobre tu Abuelo Hyland?”
Hizo una pausa.
“Quiero escucharlo”
Sean no se refería al Abuelo Hyland, si no al abuelo Carson.
“Es una leyenda sobre el Río Firtina, en Rize; sobre un puente que aún existe, y lleva años y años de pie, está hecho de piedra, ni la humedad, el viento o la erosión han podido con él; se dice que ahí, justo en lo alto del puente, dos almas gemelas hicieron un juramento de amor eterno, prometieron que se encontrarían después de la muerte, para ser más felices, la leyenda cuenta que una hada al escuchar su promesa de amor, se puso tan celosa, que los maldijo para que nunca se reconocieran, en ninguna existencia, hasta que un día, uno de los amantes logró recordar a su amada, pero el castigo por recordar era robar la vida de su amor, tanto la amaba el amante triste, que suplicó a los cielos que se llevaran su alma, y no la de ella, los cielos recibieron la oración con tanta fe, que decidió romper la maldición; y dejar que las amantes se amaran por toda la eternidad sobre el Puente Firtina”.
Merybeth tenía ojos brillantes.
Estaba admirando sus palabras.
“Es una hermosa historia, Sean, me gustó”
Dijo recargada sobre su pecho.
Mirando su rostro, él miró sus ojos.
Sintió que estaba embelesado.
Estaban ahí, recostados, en un tipo de intimidad que Sean desconocía.
Ella se acomodó sobre su pecho, y poco a poco fue quedándose dormida.
Él jugaba con sus cabellos, acariciándolos suavemente, desprendiendo un aroma a azahar, pronto escuchó su respiración.
Ella estaba dormida, y después él también se durmió.
Cuando Sean despertó, admiró a Merybeth a su lado.
Ella aún dormía.
Fue una sensación de plenitud que le dio temor los recuerdos vinieron a su mente, como si fueran un balde de agua helada sobre su cabeza.
Flashback:
Escuchó esos ruidos er%ticos en el granero.
Entró tan rápido como pudo, y la imagen que vio, fue como si le arrancarán el corazón de su pecho.
“¡Anne!”
Anne se alejó de prisa, aún desnuda, logró taparse con su vestido.
Joe se levantó y miró a su hijo, los ojos de Sean le miraban con doler, con decepción, con furia.
“¡¿Cómo has podido?! ¿Por qué ni siquiera me sorprende? ¡Eres un traidor en toda la extensión de la palabra!”
“Sean, escúchame, por favor, yo no quería…”
“¿No querías, Anne? ¿Y entonces? ¿Qué hiciste? ¿Te obligó? No parecías nada obligada, ¡Me das asco!”
Sean salió de ahí.
Las lágrimas desdibujaban su rostro.
Él amó a esa mujer.
Él no tenía a nadie en el mundo, y la había elegido a ella para ser la mujer de su vida.
Que equivocado estaba.
Estaba por irse, cuando la policía llegó.
Regina estaba con ellos.
“¡Es este hombre! Él asesinó a Rony Blas, ¡Llévenselo!”
Sean le miró atónito.
Luego miró a Joe Carson, escondido tras un árbol.
Habían jurado un pacto de silencio.
Él juró que creía en su inocencia, pero ahora lo entregaba a los enemigos, sin haber descubierto si era culpable e inocente.
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