Alquilando una mamá
Capítulo 96

Capítulo 96:

En ese momento, entró Dylan y la saludó: “Hola”.

“Hola, Dylan. Quiero disculparme por lo del otro día. Sé que después no te busqué, pues tenía mis razones. No quiero que te enojes conmigo”.

“No pasa nada. Anthony me avisó y sé que están juntos”.

“Sí, pero no quiero que haya mala espina entre nosotros”. Lo miró preocupada. En el interín, Lucy volvió a la sala.

“No te preocupes, ahora eres mi prima” dijo él entre risas.

“¿Entonces está todo bien?”

“Sí”. Continuó riendo.

Se abrazaron amistosamente y justo apareció Anthony tocándose el cuello con cara de irritación. Amanda se percató de que no estaba cómodo con la escena, así que se acercó para tomarlo de la mano. Sin prestarles mucha atención, Dylan regresó a la sala.

“Quítate esa expresión del rostro. No fue nada y estábamos a punto de volver. Nos reconciliamos, por eso nos dimos un abrazo” explicó ella.

“Volvamos. Quiero anunciar la boda” dijo él.

“¿Ya?”

“¿No quieres?”

“Estoy un poco nerviosa, nada más”. Bebió un sorbo de agua.

“Pero ellos te adoran”. Él no entendía.

“Pero es tu segundo matrimonio. Puede que les moleste o no les guste la idea”.

“Amor, la vez pasada me casé en el registro civil. Fue una ceremonia sencilla donde solo estuvo la familia. Esta vez será diferente. Les gustas y quieren vernos felices”.

“¿Puedo pedirte algo?”

“Claro”.

“No les cuentes nada sobre mi pasado. No quiero que lo sepan” dijo en tono serio.

“Tu pasado es asunto tuyo, no diré nada” aseguró él.

“Gracias”.

Regresaron a la sala y se sentaron en el sofá. Lesly estaba al lado de Anthony y, cada vez que le hablaba, le tocaba la pierna con disimulo. Amanda no le quitaba la mirada de encima, por lo que la otra chica alejaba la mano al darse cuenta. Anthony cruzó las piernas, pero no fue suficiente, pues su prima volvió a bajar la mano y él se puso de pie de inmediato.

“Quiero hacer un anuncio” espetó.

“¿Voy a ser abuela otra vez?”

“No”. Al joven se le escapó una risa. Su madre parecía un poco decepcionada.

“Querida, espera a que hable” reprochó Geoffrey.

“Como todos saben, Amanda y yo estamos juntos” dijo mientras la tomaba de la mano y la llevaba a su lado. Cada día estamos más seguros de nuestros sentimientos y sabemos lo que queremos. Somos muy felices juntos y nos gustaría compartir esa felicidad con ustedes en nuestra boda.

Todos quedaron boquiabiertos por unos segundos y se levantaron sorprendidos. Amanda estaba un poco desilusionada con la reacción porque nadie había dicho nada todavía, pues Lucy era la única que estaba saltando de alegría. Anthony miró a su madre, que había empezado a lagrimear, y ella se acercó a la pareja para abrazarlos con todas sus fuerzas, lo que conmovió a Amanda.

“Que Dios los bendiga a ustedes dos y a esta unión” dijo Sabrina y sollozó. “Estoy muy feliz y muy emocionada. Ya estaba desesperada creyendo que mi hijo no se iba a casar más. Siempre le decía que un error previo no implicaba que otro intento también fuera un fracaso. Estoy muy feliz de que hayas llegado a nuestras vidas, Amanda. Haz feliz a mi hijo y cuídalo. Sé que eres una mujer capaz, de buen carácter y muy cariñosa. Hijo, tú también cuídala mucho. Así, el amor no les faltará. Felicidades, mis queridos”.

“Muchas gracias”. La joven se secó las lágrimas. “La quiero mucho, pues la considero como una madre para mí. Siempre los cuidaré, a Anthony y a Lucy”.

“Gracias, mamá. Te amo” dijo el novio, conmocionado.

Sabrina les dio un beso a cada uno y volvió a sentarse en el sofá. Geoffrey se acercó a ellos y los abrazó fuerte.

“¡Felicitaciones! Sean muy felices. Siempre supe que serías la mujer adecuada para mi hijo, me alegro mucho por ustedes”.

“Gracias, papá”.

“Muchas gracias, Geoffrey.

“Esto no me lo esperaba” comentó Dylan con una sonrisa. Solo puedo desearles mucha felicidad. ¡Felicitaciones!”

“Gracias” sonrió Amanda.

“Gracias, primo”.

“¿En serio todos van a felicitarlos por semejante chiste?” exclamó Lesly, alterada.

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