Alquilando una mamá
Capítulo 78

Capítulo 78:

“Fue suficiente por hoy”.

“No, por favor, no quiero parar”.

“Voy a comerte si seguimos así”.

Él la hizo girar para apoyarla en la cama y acostarse encima de ella. La besó de nuevo, ella le rodeó la cintura con las piernas y le pasó las manos por la nuca. Anthony descendió besándole el cuello y le abrió el cinturón de la bata de noche.

Amanda jadeaba y ansiaba más, su cuerpo estaba acalorado, con una mezcla de sensaciones agradables. Sentía el aliento cálido sobre la piel antes de que la besara y su cuerpo se estremecía. Él le dio un último beso y se bajó de ella para acostarse en su lugar.

“¿Por qué te detuviste?” Lo miró frustrada, sin entender por qué había parado.

“Vamos a dormir, hermosa. Eso estuvo bien por hoy” afirmó él.

“¿Qué?”

“Linda, me alegro de que te haya gustado y de que hayas podido sentir algo nuevo. Quiero enseñarte y mostrarte muchas otras sensaciones placenteras, otras cosas nuevas, pero poco a poco”.

“Uff, amor”.

“Tranquila. Lo que es bueno para ti, es bueno para mí. Pero para mí también es difícil porque, si no paro, te voy a atacar aquí mismo y terminará sucediendo algo que no quiero. Es decir, sí quiero, pero no así, sino en el momento correcto”.

“Perdón, no pensé en ti. ¿Quieres que haga algo?” preguntó apenada.

“No, no es necesario. Estoy bien”.

“Gracias por darme confianza, fue muy lindo todo lo que sentí”.

“Eso no fue nada, te mostraré muchas cosas nuevas que te gustarán”.

“Te confieso que estoy ansiosa” reconoció Amanda.

“Pon tu mano debajo de tu ropa interior”.

“¿Cómo?”

“No tengas vergüenza, ve debajo del edredón si quieres”.

Ella no entendía, pero, muriendo de vergüenza, hizo lo que le dijo. Su entrepierna estaba húmeda cuando la tocó, por lo que se puso roja como un tomate y él se rio.

“Cielos. ¿Mojé la cama?”

“Ja, ja. No, amor, ese fue el placer que sentiste. Estás lubricada por la excitación”.

“Sí que soy tonta. Estudié enfermería, pero parece que no sé nada sobre el cuerpo. O, mejor dicho, no sé nada sobre el mío”.

“¿Nunca te habías puesto así?”

“No”.

“¿Con nadie?” insistió, sorprendido.

“No, solo tuve un novio, pero nunca tuvimos intimidad. Esta fue la primera vez que hice algo así”.

“Entiendo. Me alegra haberte mostrado cómo se siente”.

“¿Estás seguro de que quieres parar?” arriesgó ella.

“Parece que estoy creando un pequeño monstruo. A dormir, linda. Descansa que mañana tienes trabajo”.

“¿En serio quieres dormir?”

“¿No querías empezar a trabajar? Comenzarás mañana”.

“¿Y ahora me lo recuerdas?”

“Todo estará bien, acuéstate”.

El cuerpo de ella todavía palpitaba por la excitación cuando se recostó feliz sobre el pecho de él y lo abrazó.

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