Alquilando una mamá
Capítulo 5

Capítulo 5:

Cuando llegó Cindy a buscarla, estaba muy emocionada y ya estaba el taxi esperándolas en la puerta. La discoteca no estaba muy llena, así que podían moverse y caminar sin problemas.

Su amiga ya se había puesto a bailar y arrastró a Amanda a la barra, en donde pidió dos tragos. Siguieron bailando y divirtiéndose toda la noche.

Cindy coqueteó con varios hombres, pero se quedó con la chica, ya que ella nunca hablaba con nadie y le daba la espalda a todo hombre que se acercaba.

De pronto, Amanda sintió que la tomaban del brazo, volteó y, para su sorpresa, se encontró cara a cara con Anthony. Ella no entendía lo que pasaba y sacudió el brazo para librarse de él, pero el hombre se enfadó, volvió a tirar de ella y la llevó hacia afuera.

“¿Por qué hizo eso?” preguntó ella confundida.

“Lucy está enferma, tienes que ir a verla”.

“¿Qué significa enferma? Hace un rato estaba bien. ¿Y cómo se atreve a jalarme así?

“Sube al automóvil, no tengo tiempo para explicártelo”.

“Tengo que avisarle a mi amiga”.

“Envíale un mensaje”.

Sin más remedio, ella subió al coche y tomó su celular con prisa para mandarle un mensaje a Cindy diciendo que había tenido una emergencia y que se tenía que ir. Anthony manejaba rápido y llegaron a su casa en muy poco tiempo.

Lucy se había despertado y había comenzado a preguntar por Amanda de inmediato. Esther le dijo que se había ido, pero que regresaría pronto; sin embargo, la niña seguía triste mirando el dibujo que le había dejado la joven y se negó a cenar. Su padre insistió, pero, en cuanto comió un bocado, vomitó, y Esther se dio cuenta de que estaba ardiendo de fiebre, así que la llevaron de nuevo a la cama, pero no mejoraba.

Seguía hirviendo y delirando mientras llamaba a Amanda, a pesar de que le habían dado un remedio. Anthony no sabía qué hacer y sentía pena por su pequeña, así que fue a la casa de Amanda y tocó timbre varias veces, hasta que un vecino le avisó que la joven había salido con su hija a una discoteca, por lo que fue tras ella.

No sabía por qué, pero estaba hecho una furia. Pensó que tal vez era porque su comportamiento le parecía irresponsable. Apenas llegó al club, subió al área VIP y miró hacia abajo para ver si la encontraba. No le tomó mucho tiempo, así que se acercó a donde estaba, la miró de arriba abajo y la agarró del brazo para llevarla afuera, pero ella se resistía.

Aparentemente, no tenía motivos ocultos para acercarse a él.

Cuando llegaron a su casa, Amanda se quitó los tacones y subió corriendo a la habitación de la niña, Anthony fue tras ella a verla junto con Esther. La joven se acercó a la cama y le tocó la carita a Lucy.

“Hola, princesa, ¿Qué te pasa?” preguntó con dulzura.

“Amanda” balbuceó.

“Estoy aquí, cariño”.

“Quédate conmigo”.

“No iré a ningún lado, ven aquí”.

La tomó en brazos y la llevó al baño. Anthony estaba mirando desde la puerta y no entendía lo que iba a hacer. La joven comenzó a llenar la bañera con agua tibia, le sacó la ropa y abrazó a la niña mientras esperaba que se llenara. El hombre seguía observando, Amanda la puso en la bañera y la niña tiritaba y se cubría con los brazos.

“Hace frío, mucho frío”.

“Lo sé, mi amor, pero tienes que hacerlo”.

“¿Estás loca? Se va a enfermar, ¿No ves que tiene fiebre? Debes estar borracha”.

“Sé lo que hago, el agua tibia ayuda a bajar la fiebre”.

“Espero que en serio lo sepas.” Se fue furioso y ella se quedó sola con Lucy en la bañera. Después de un rato, la secó y la llevó a la cama.

“No paraba de llamarte” le contó Esther.

“Es una fiebre emocional, se puso ansiosa o triste” explicó.

“Ni siquiera comió, quiero decir, comió un poco y vomitó”.

“Cuando se le vaya la fiebre comerá.” Se dirigió a la niña: Acuéstate aquí, princesa.

“No me dejes, Amanda.”

“No lo haré, solo acuéstate aquí y pronto te sentirás mejor.”

“No quiero acostarme.”

Amanda la tomó en brazos y bajó a la sala. Se dio cuenta de que le estaba bajando la fiebre después del baño, así que fue a la cocina y se dispuso a prepararle una papilla aún sosteniéndola.

“¿Qué haces?”

“Una papilla para ella.”

“Está la comida de la cena.”

“No hace falta, esto le gustará.”

“No es una bebé para comer eso».”

“¿Puede pensar un poco en su hija? Tiene fiebre y todavía es muy pequeña, ya sabe comer otras cosas, pero ahora necesita alimentarse con algo y esta es la mejor opción. ¿O pretende que coma un bistec con arroz y pasta?”

Él se fue furioso y ella terminó de cocinar. No podía creer que le había hablado así a su jefe y pensó que seguramente había sido por el efecto del alcohol. Se sentó en el sillón con Lucy, que comió todo el plato y pidió más.

La joven le dio otro poco y, aún en su regazo, la niña se durmió y la fiebre le bajó del todo.

La llevó a la habitación y se recostó con ella un rato. Luego se levantó y, antes de salir de la habitación, apoyó la cabeza en el marco de la puerta y suspiró al mirarla dormir.

“¿Se durmió?” preguntó Anthony detrás de ella, que había aparecido de pronto y asustado a la chica.

“Me asustó. Sí, está descansando.” Amanda fue a la cocina a beber agua y él la siguió y se sentó en la mesada.

“Espero que no seas una irresponsable que se la pasa yendo de club en club. No eres tan santa como parecías”.

“Salir y divertirme un poco no me convierte en alguien irresponsable, no he cometido ningún pecado, así que le pido que no saque conclusiones apresuradas.”

“Nunca aparezcas borracha en mi casa, no permitiré que una inconsciente cuide a mi hija.”

“No estoy ebria, no debe preocuparse por eso. ¿Puedo dormir aquí?” preguntó al ver lo tarde que era.

“Sí, hay un colchón de más en la habitación de Lucy, duerme ahí con ella por si te llama.

“Bien, gracias.” Subió al dormitorio, se puso una bata, se acostó en el colchón que había preparado y trató de descansar, pero cada vez que empezaba a conciliar el sueño, se despertaba pensando que la niña le hablaba.

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