Alquilando una mamá -
Capítulo 243
Capítulo 243:
Cuando Anthony llegó con Lucy, los bebés aún estaban en la cama. Se sorprendió al ver a Ken y a Cindy en la habitación, pero los saludó sin preguntarles por qué estaban allí.
Lucy se quedó de pie junto a Anthony. Amanda le hizo seña con la mano para que se acercara, pero ella no se movió. Se comportaba raro, tímida. Anthony la tomó en brazos y caminó hasta la cama de Amanda.
“¿Qué pasa, hija? ¿No quieres conocer a tus hermanos?”
“Sí quiero”.
“Vamos, siéntate en el regazo de mamá”.
“Ven aquí, amor” la animó Amanda.
“Está todo bien”.
La niña miró cómo los bebés dormían y se movían un poco. Se quedó callada, tal vez desconcertada porque nunca había visto un bebé. Amanda, mientras tanto, la llenaba de besos.
“Mamá, son dos” dijo Lucy, sorprendida.
“Sí, hija, ahora tienes un hermanito y una hermanita”.
“Pon tu mano sobre ellos” la alentó Anthony.
“No puedo, papá. Yo soy grande y ellos, pequeños”.
“No tengas miedo, no pasará nada”.
“Mira su manito, papá”.
Lucy se rio, tomó la mano de Enrico y la comparó con la suya. Estaba encantada con sus hermanos y, poco a poco, fue perdiendo la timidez. Sus ojos curiosos inspeccionaron a Enrico y, luego de observarlo un rato, buscó la mano de Raika y le dio un beso.
“Mamá, la bebé duerme”.
“Sí, hija, tiene sueño”.
“¿Qué es ese olor?” preguntó Anthony.
“Tu hijo, que acaba de tirar una bomba” dijo Ken, riendo.
“¿Qué?”
“Tuve que cambiarle el pañal. Ken está así por el olor”.
“Increíble”.
“Mamá, ¿Puedo llevarlos a casa?”
“No, hija, aún no, pero mañana nos iremos todos a casa y podrás cuidar de ellos, ¿De acuerdo?”
“Está bien”.
“¿Ayudarás a mamá?”
“Sí”.
“Muy bien”.
“Disculpe” dijo una enfermera que acababa de entrar al cuarto.
“vine a traer su almuerzo”.
“Gracias”.
“Hija, deja que mamá almuerce. Pondré a los bebés en la cuna” ofreció Anthony.
“De acuerdo” accedió Amanda.
“No, papá, no se los quites”.
“Pero, hija, necesitan dormir”.
“No, papá”.
“Puedes mirarlos mientras duermen en la cuna”.
“Bueno” accedió finalmente Lucy.
Anthony los puso en la cuna e Lucy se sentó en el sillón a observarlos. Amanda comió en la cama mientras que las otras familias salieron a almorzar.
Anthony decidió quedarse en la habitación para acompañarla, junto con Lucy, y la enfermera les llevó la comida allí.
Anthony los puso en la cuna e Lucy se sentó en el sillón a observarlos. Amanda comió en la cama mientras que las otras familias salieron a almorzar. Anthony decidió quedarse en la habitación para acompañarla, junto con Lucy, y la enfermera les llevó la comida allí.
Enrico se despertó y comenzó a llorar porque tenía hambre, así que Amanda lo amamantó otra vez. Lucy se recostó con Amanda para mirar a Enrico, que estaba despierto, moviendo sus pequeñas manitos, y jugó con él mientras se reía sin parar. Anthony observó cómo Amanda almorzaba; el corazón le desbordaba de amor y felicidad.
Tenía todo lo que necesitaba para ser feliz: su familia se había agrandado y era una familia hermosa y bendecida. Amanda era una mujer maravillosa, una madre extraordinaria y una esposa increíble; hasta cansada era hermosa.
Hacía todo por sus hijos y, aun así, tenía tiempo de cuidar de él. Anthony no tenía palabras para describir lo que sentía en ese momento; la fuerza que Amanda había mostrado durante el parto había sido extraordinaria.
Había tenido la posibilidad de presenciar un momento que nunca creyó ser capaz de vivir y, esta vez, había sido completamente diferente. Amanda había transformado su vida por completo y ahora era un hombre realizado, feliz, en paz y lleno de amor. Jamás había experimentado tanta felicidad como en ese momento.
Amanda observó cómo la miraba, embobado, y sonrió. Él se levantó y fue hacia ella.
“¿Por qué me miras así?”
“Eres la mujer de mi vida”.
“Te amo”.
“Llegaste a mi vida de casualidad y hoy me has dado la felicidad más grande de mi vida. Todo el amor que tengo es para ti. Soy feliz gracias a ti y cambié gracias a ti. Eres lo mejor que tengo”.
“Siempre te haré feliz”.
“Ya me haces feliz todos los días. Tu sonrisa ilumina todas mis mañanas. No soy nada sin ti. Me diste lo que más necesitaba: a nuestros hijos. Te amo”.
“Por siempre”.
“Te amaré por siempre”.
“Cariño, eres increíble”.
Anthony le acarició el rostro y la besó con cariño. Amanda le correspondió el beso con mucho amor, pero Lucy los interrumpió metiendo su rostro en medio de ellos.
Anthony la llenó de besos, haciéndola reír, lo que hizo que Reika se despertara y levantara los brazos para pedir atención. Se quedaron todos juntos, en la cama, felices.
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