Alquilando una mamá -
Capítulo 232
Capítulo 232:
Apenas le indicaron a Cindy que podía irse, ella y Ken se dirigieron a la habitación de Amanda, pero mientras estaban en el ascensor, la joven se puso un poco nerviosa.
“¿Qué pasa, mi amor? ¿Estás bien?” le preguntó él.
“¿Y si no somos buenos padres?”
“Yo también tengo miedo, pero trataremos de hacer las cosas bien y, si nos equivocamos, aprenderemos de nuestros errores. No podemos desanimarnos por eso”.
“Bueno”.
“Estaré siempre a tu lado y todo saldrá bien”.
El ascensor se detuvo y, cuando se abrió la puerta, los dos jóvenes corrieron hacia la habitación de Amanda. Ken entró gritando que iba a ser padre, por lo que todos en la habitación quedaron sorprendidos. Luego, Cindy sonrió y abrazó a Amanda, y las dos muchachas comenzaron a llorar.
“¡Las dos al mismo tiempo! ¡Qué bueno! ¡Me alegro de que estés bien!” exclamó Amanda.
“Tengo miedo” dijo Cindy.
“Lo sé, yo también me sentí así al principio, pero ya verás que serán buenos padres. No te preocupes. ¡Vas a ser mamá!”
“Ay, amiga, no puedo creer que haya un bebé aquí”.
“¡Felicidades para los dos!” les deseó Amanda.
“Gracias, cuñada. ¡Los primos nacerán al mismo tiempo! Ja, ja, ja” dijo Ken.
“¿Cuánto tiempo llevas de embarazo?”
“Un mes” respondió Cindy.
“Bueno, entonces habrá una pequeña diferencia, porque yo estoy de tres semanas”.
“No hay problema, igual podremos festejarles los cumpleaños juntas”.
“¡Sí! Ja, ja, ja” coincidió Amanda.
“¡Sí que estabas apurado, Ken! No esperaste hasta casarte” bromeó Anthony.
“Sí, es verdad, pero vamos a casarnos. ¡Ella aceptó!”
“¡Cielos! Espero que sea pronto” comentó Amanda.
“Fijemos la fecha ahora” propuso Cindy.
“Por mí podemos hacerlo hoy. ¿Qué tal cuando salgamos de aquí?” preguntó Ken.
“¡No tan pronto!” dijo ella.
“¡Eso sí que es estar ansioso!” exclamó Sabrina.
“Tú antes no querías saber nada de eso, ¿Recuerdas?” dijo Geoffrey.
“¡Pero ahora quiero, tío!” respondió Ken todavía muy emocionado y feliz. Se notaba que Cindy también estaba muy feliz, pues su rostro lo reflejaba.
Como Amanda estaba bien, el obstetra le hizo una ecografía y luego le dio el alta, lo que puso muy feliz a Anthony.
Cuando llegaron a casa, Lucy corrió hacia ellos, pues los había extrañado mucho. Amanda sintió un poco de dolor con el abrazo efusivo que le estaba dando la pequeña, pero no se quejó. Después, Anthony llevó a la joven a la habitación y la ayudó a bañarse y vestirse. Una vez más relajada, se acostó para descansar y para dejar que el hombre le aplicara el medicamento en las heridas. Un instante después, Lucy entró a la habitación y pidió quedarse con ellos.
Anthony se dedicó a mimar mucho a su mujer: le llevó algo para comer y luego la ayudó a ir al comedor porque no quería quedarse acostada. Sin embargo, un rato después, volvieron a la cama, donde él la abrazó y la acarició con cuidado.
“¿Ya mencioné que eres la mujer de mi vida?” le preguntó.
“Sí” respondió la joven.
“Nunca lo olvides. Te amo y lo eres todo para mí”.
“Yo también te amo mucho”.
“Nuestro hijo estará fuerte y saludable. Creo que somos muy afortunados” opinó Anthony.
“Sí, yo también lo creo”.
“Descansa un poco, mi princesa. Si quieres algo, solo pídelo”.
“De acuerdo. Gracias”.
Anthony le dio un beso y le acarició el cabello hasta que la muchacha se quedó dormida. Unos minutos más tarde, él también se durmió.
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