Alquilando una mamá
Capítulo 197

Capítulo 197:

Se quedaron en la habitación con las maletas. Amanda admiraba todo a su alrededor, cada detalle era divino. Pasó la mano por las paredes, aún sin creer que estuviera allí.

“¿Te gusta?” preguntó Anthony.

“Mucho, es asombroso”.

“Estoy conociendo este lugar junto a ti”.

“¿En serio? Pensé que ya habías venido”.

“No. Conoceremos el mundo juntos, mi princesa”. La besó.

“Estoy muy emocionada”.

“¿Estás cansada?”

“No, dormí todo el viaje”.

“Ordenaré el almuerzo para que lo traigan, ya que no almorzamos”.

“Está bien”.

Anthony tomó el teléfono y llamó. Mientras hacía el pedido, Amanda fue hacia la ventana y observó el paisaje; se veía mágico, con varios globos de colores en el cielo. Él se acercó por detrás y la abrazo.

“Mañana saldremos a caminar, ¿Sí?”

“Está bien”.

Amanda sacó algunas cosas del neceser y las puso en el baño. Cuando llegó el almuerzo, se sentaron a comer y Anthony le explicó qué era lo que estaban comiendo mientras ella probaba. Todo estaba delicioso. El joven abrió un vino y descansaron en el sofá.

“¿Quieres dar una vuelta por aquí?” propuso él.

“Sí, vamos”.

Se fueron a pasear; Anthony la llevó a un lugar donde se podían ver los globos de cerca y se sentaron en los cojines a mirarlos. Un globo pasó muy cerca de ellos y Amanda se asustó, Anthony la abrazó mientras reía a carcajadas.

Contemplaron la vista; era un sueño maravilloso, nada de aquello parecía real. Luego caminaron por todo el hotel para conocerlo: tenía un jardín verde con mesas, una piscina grande para los huéspedes, un lugar abierto perfecto para tomar sol. Los globos pasaban muy cerca; se sentaron a contemplarlos hasta que se puso el sol. Como comenzó a hacer frío, volvieron a la habitación, que estaba oscura. Anthony fue al baño y llenó la bañera, mientras Amanda llamaba a casa para preguntar por Lucy: estaba bien y durmiendo. Colgó y Anthony se le acercó.

“¿Nos bañamos?”

“Sí”.

“Cenemos en el restaurante del hotel, ¿Sí?”

“Está bien”.

Fueron al jacuzzi a relajarse. Anthony la abrazó y la acarició; se quedaron ahí hasta que el agua se enfrió, luego se vistieron para bajar al restaurante. Había gente cantando y jugando con alegría. El joven la llevó a bailar cerca de los cantantes; no conocían el baile ni la música, pero bailaron a su manera.

Anthony quedó encantado una vez más con la belleza de su esposa, que sonreía con felicidad. Mientras bailaban, la abrazó, y vio que otras parejas hacían lo mismo. Como había una mujer que bailaba sola, Amanda se acercó para bailar con ella. Continuaron bailando y riendo hasta tarde. Anthony se cansó, fue a la mesa y siguió admirando a Amanda, que bailaba con la ayuda de la mujer. Esta le enseñó todos los pasos; ella los entendió rápidamente y comenzó a bailar de manera hermosa mientras miraba a su esposo y reía. Cuando finalizó la canción, agradeció a la mujer con una reverencia, ya que no hablaba turco, y se acercó a la mesa sin dejar de reír.

“¿Estuve bien o pasé vergüenza?”

“Estuviste maravillosa”.

“Mentira”.

“En serio, amor”.

“Tengo hambre”.

“Ya ordené nuestra cena”.

“Ese baño ya se perdió, estoy chorreando sudor”.

“No hay problema, pronto sudarás más”.

“¡Amor!”

“Nuestra cena”.

El mozo puso los platos en la mesa y comieron mirando a las otras parejas bailar. A Amanda le gustaba tanto la música que comía agitando los brazos; era música muy animada. Luego de cenar, se quedaron un poco más bebiendo vino y regresaron a la habitación; Ella fue directo a darse una ducha y luego fue Anthony.

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