Alquilando una mamá -
Capítulo 153
Capítulo 153:
Unas horas más tarde, Sabrina le llevó algo de comer a Anthony, pero Amanda se quedó sentada en la sala. Si bien quería ir a cuidarlo, algo la detuvo: ¿Estaba celosa por la llamada? ¿Enojada? ¿O tal vez frustrada? Trató de luchar contra sus sentimientos, pues sabía que no podía hacer nada más que esperar, lo que la ponía aún más ansiosa.
Por otro lado, Lucy se pasó la tarde durmiendo y Anthony se quedó con ella. La observó con atención y pensó que parecía un ángel; para él, era la niña más hermosa del mundo.
Un rato después, Amanda recibió una llamada de Cindy, lo que la hizo alejar de sus pensamientos. A pesar de que estaba sola, se fue a hablar a su habitación.
“Hola”.
“¿Por qué tienes ese tono desanimado?” le preguntó Cindy.
“Es solo cansancio”.
“¿Vienes mañana?”
“Sí. ¿Estarás ahí?”
“Sí, te estaré esperando”.
“De acuerdo”.
“Y el domingo salimos, ¿Sí?” propuso su amiga.
“¿A qué te refieres?”
“Un amigo de Ken compró su discoteca. La va a abrir y ¡Nos invitaron!”
“Está bien, necesito despejarme”.
“¡Genial! Después buscaremos algo para hacer mañana. ¿Te parece?”
“¡Sí!” Una vez que terminó de hablar con su amiga, Amanda colgó y aprovechó para ir a ducharse, ya que Lucy seguía durmiendo.
Por su parte, Anthony tomó su teléfono y llamó a Ken, quien contestó enseguida”.
“Hola, amigo.
“¿Estás ocupado?” le preguntó Anthony.
“No. ¿Qué pasa?”
“El domingo hay una fiesta en la casa de Larissa. ¿Vienes?”
“¿A qué hora?”
“A las nueve de la noche”.
“No puedo, amigo” contestó Ken. ¿Recuerdas que le vendí la discoteca a Nathan? La reabrirá el domingo y no me lo puedo perder. Cindy también está muy entusiasmada por ir, así que no puedo faltar”.
“Bueno, será la próxima”.
“Lo siento. Igualmente, si quieres venir con nosotros, estás invitado”.
“No te preocupes. Llamaré a Isaac para ir con él.
“Bueno. Gracias por la invitación.
Una vez que terminó de hablar con su amigo, Anthony fue a bañarse. Recordó que Ken le había dicho que Cindy estaba muy entusiasmada por ir, así que era probable que Amanda también fuera. Cuando salió de la ducha, volvió a la cama y llamó a Isaac para confirmarle que iba a ir con él. Un instante después, Lucy se despertó y miró con ternura a su padre, quien la levantó y la recostó en su regazo.
“Biberón, papá” pidió la niña.
“¿No quieres beberlo más tarde, cuando te vayas a dormir?” preguntó él.
“No. Ahora”.
“Está bien”.
“¿Y dónde está mamá?” preguntó la pequeña.
“No sé. Debe estar en la sala” respondió Anthony. Luego, llamó a Amanda por el teléfono y le pidió que preparara un biberón y se lo llevara.
Cuando la joven entró al cuarto con el biberón en la mano, vio que Anthony estaba haciéndole cosquillas a la niña y sonrió ante esa escena. Apenas Lucy la vio, sonrió también y la llamó con las manos.
“Mi princesa despertó” dijo Amanda.
“Biberón, mamá”.
“Aquí tienes. Siéntate”.
“Me acuesto con papá”.
“Pero mira que eres holgazana” bromeó la joven y le entregó el biberón. Anthony encendió el televisor y puso unos dibujos animados; luego vio que Amanda estaba por salir de la habitación y dijo:”
“Espera”.
“¿Necesitas algo?” preguntó ella.
“Lucy quiere que te quedes aquí.
¿Solo la niña? ¿O él también me querrá cerca?, pensó la joven y regresó al cuarto. Se sentó en la cama al lado de la niña y se quedó mirando televisión con ella, aunque, en realidad, su mente estaba en otro lado. Recordó los momentos en que los tres habían estado en la cama jugando o mirando dibujos animados, y como luego, de un momento a otro, todo había cambiado”.
“Terminé, mamá. Upa”. Lucy se sentó sobre las piernas cruzadas de Amanda, quien la abrazó y le acarició el cabello. La niña, a su vez, jugó con el pelo de ella, y Anthony no dejó de observar toda la escena”. ¿Y mi vestido?” preguntó la pequeña.
“Te lo traeré, pero voy a tardar un poco, ¿Sí?” respondió la joven.
“Está bien”.
“¿Hacemos algunas actividades?”
“Ahora no, mamá. Papá dijo que ayer no iré”.
“Ja, ja, ja. Es mañana que no irás, hija. Pero no estaré aquí el domingo, así que hagamos algo de eso hoy”.
“¿A dónde vas?” quiso saber la pequeña.
“A la casa de la tía Cindy, pero volveré pronto”.
“Bueno.
Amanda colocó a la niña sobre la cama para ir a buscar su mochila. Mientras, Anthony se quedó pensando en que, sin duda, ella iba a ir a la reinauguración de la discoteca, aunque no podía decir nada ni evitarlo porque, supuestamente, cada uno había seguido con su vida. La joven regresó, se sentó de nuevo en la cama, tomó un cuaderno de la mochila y se lo dio a la pequeña. En ese cuaderno se podía escribir y también pintar dibujos, así que Amanda le mostró primero cómo hacerlo y luego Lucy comenzó a colorear sola. La niña le iba mostrando a su padre todo lo que iba pintando, pero él parecía estar de mal humor; como Amanda dedujo que era porque ella estaba allí, esperó a que la pequeña terminara y las dos bajaron a la sala de estar.
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