Alquilando una mamá -
Capítulo 136
Capítulo 136:
Mientras Amanda bebía un poco de té, Cindy le dijo: “Mantén la calma y respira profundo”.
“Tuve la peor desilusión de mi vida. Viví en una mentira, todo estaba en mi cabeza”.
“¿Qué te hizo Anthony?”
“Cuando me había contratado como madre de Lucy me dio una lista de reglas, entre las que decía que no podía salir con la niña sin su permiso. Ahora que las cosas cambiaron, pensé que ya no tenía que respetar eso y que podía salir con ella, así que la llevé a caminar. Fuimos dentro del condominio junto con Sabrina, pero, cuando él llegó, se puso muy agresivo, me tomó del brazo, me gritó, dijo que estaba molesto y que no podía salir con su hija, que yo ya conocía las reglas. Dejó claro que no soy su madre, que no confía en mí y que no me considera parte de la familia. Si no, no me hubiera tratado así. Me dolió mucho escuchar todo eso, jamás me había imaginé algo semejante; siempre la cuidé y nunca dejaría que le pasara nada”.
“¿Cómo pudo hacer algo así? Amanda, te dejó el brazo morado, voy a traerte hielo. Cruzó todos los límites. ¿Cómo va a decirte que no puedes salir con tu hija? ¿Vas a ser su esposa y todavía tienes que respetar un contrato?”
“Me duele tanto por mi pequeña. ¿Cómo voy a hacer para vivir sin ella?”
“Tranquila, amiga, debe haber alguna razón por la que actuó así”.
“Nada podría justificarlo, Cindy. Debiste haber visto su mirada, parecía otro hombre. Creí que me iba a pegar”.
“Lo mataría. No permitiré que se salga con la suya, mira tu brazo, Amanda”.
“Mi corazón me preocupa más”.
Cindy le sostuvo el hielo y la chica comenzó a llorar de nuevo. Su amiga la abrazó y la hizo apoyarse en su hombro.
“Necesito salir de aquí para que no me encuentre”.
“Yo no lo dejaré entrar. Si lo intenta, tendrá que pasar por encima de mí”.
“Gracias”.
“Ahora descansa, y no llores más, ¿De acuerdo?”
La chica se acostó sobre el regazo de su amiga y, poco a poco, comenzó a calmarse.
En el condominio, Anthony fue a sentarse a la mesa del comedor, donde reinaba el silencio.
“¿Mamá vendrá a cenar?” preguntó Lucy.
“Mamá está durmiendo, querida. Ahora comamos para ponernos fuertes y ella cenará luego, ¿De acuerdo?” la persuadió Sabrina.
“Bien” obedeció la niña.
Terminaron de comer y fueron a la sala. Anthony miró la hora mientras golpeteaba el suelo con el pie, por lo que su madre se dio cuenta de lo que le ocurría.
“No sirve de nada que te pongas así ahora, no volverá”.
“¿Hablaste con ella?”
“No, ni siquiera contesta el teléfono, mucho menos vendrá aquí. Y está haciendo lo correcto, no se merece sufrir tanto”.
“Actué con la cabeza caliente, ¿De acuerdo? Ya le había dicho que no quería que saliera y me puse nervioso”.
“Anthony, tienes que meterte en la cabeza que a Lucy no le va a pasar nada, ella está a salvo y nadie va a herirla. ¿Qué piensas que puede ocurrir?”
“Solo la cuido, sobre todo por si aparece esa mujer”.
“Ella la abandonó. ¿Por qué crees que querría acercarse de nuevo?”
“Porque ya está aquí. Cielos, me voy a volver loco”.
“¿Cómo que está aquí?”
“Me enteré hoy. Está de vuelta, pero aún tengo que averiguar por qué”.
“Estaría loca si piensa venir aquí”.
“La mato si lo hace” juró Anthony.
“Haz todo lo que puedas para mantenerla lejos. No sé de qué seré capaz si la veo”.
“Lo sé. Por ahora no me buscó y está en la casa de sus padres, ojalá desaparezca pronto”.
“Aparentemente, Amanda no volverá. Deberíamos pensar una excusa para decirle a Lucy” dijo Geoffrey de pronto.
“Sí, va a volver. Sé que me equivoqué, pero estaba nervioso y perdí la cabeza. Amanda no puede enterarse de que mi ex volvió. Voy a buscarla ahora mismo”.
“Tiene derecho a estar sola, déjala descansar un poco”.
“No, mamá. Esta es su casa, es aquí donde tiene que estar. No puedo dejar pasar el tiempo para que no piense en renunciar a nuestro matrimonio”.
Salió a buscarla.
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