Capítulo 859:

Esta vez, Jimena estaba más segura de que toda su familia podría marcharse con la ayuda de Casey. Si se les daba la oportunidad, ¿quién no querría llevar una vida tranquila? La falta de algún miembro no podía contarse como una familia entera.

Jimena tiró el papel al agua, sintiéndose más decidida.

Cuando Raegan llegó a su despacho, su ayudante informó de inmediato.

«La señorita Glyn ha dicho que no necesita ningún vestido por el momento».

Raegan frunció el ceño. La caprichosa actitud de Katie la dejó sin palabras. «Entonces, déjale claro que si no lo confirma ahora, no podremos entregar el vestido a tiempo. No nos acuses entonces de ineficaces».

«De acuerdo, hablaré con ella ahora.»

«Además, si realmente no lo quiere, déjale claro que no se le devolverá el depósito».

Para los diseñadores, lo más importante era el diseño en sí. Si los clientes incumplían los contratos, tendrían que indemnizarlos según las normas del sector.

Pero Raegan no tenía energía que malgastar con Katie y consideró su depósito como una compensación.

Pronto regresó la asistente e informó: «He preguntado a la señorita Glyn. Me ha dicho que su prometido ya había encargado un vestido de Vuitton para ella hace un mes. Su desconocimiento previo provocó este malentendido, así que canceló el pedido directamente».

Vuitton era una marca de lujo, y sus vestidos se hacían a medida. Un vestido costaba millones de dólares.

Sin embargo, las prendas personalizadas de alta gama debían encargarse con antelación.

Raegan no esperaba que Mitchel fuera tan considerado como para encargar en secreto un vestido para Katie.

«De acuerdo, que así sea», dijo Raegan con indiferencia.

Raegan llevaba mucho tiempo desanimada y sabía que no podía permitirse estar así para siempre. Así que, en lugar de encerrarse y perder la esperanza, se obligó a trabajar y a relacionarse con normalidad.

Ahora, las noticias sobre Katie y Mitchel seguían afectando a Raegan, pero se había esforzado por seguir adelante. Creía que, con su determinación, ya no la molestarían más noticias de ese tipo.

Cuando Raegan salió del trabajo, Stefan vino a recogerla. Tenían una reserva en un restaurante para cenar.

La invitación a cenar de Raegan era para expresar su gratitud por la ayuda de Stefan, mientras que el hecho de que Stefan aceptara asistir estaba motivado por su deseo de consolarla.

Al llegar al restaurante, Stefan arrojó la llave del coche al aparcacoches. Luego, él mismo abrió la puerta del coche para Raegan.

En cuanto Raegan salió del coche, vio un Maybach negro aparcado justo detrás de ellos. Reconoció la matrícula única con un solo vistazo, sabiendo que el coche pertenecía a Mitchel.

Los guardaespaldas abrieron la puerta del Maybach y Mitchel salió rodeado de ellos.

Stefan siguió la mirada de Raegan y vio a Mitchel, atónito. Se inclinó y le susurró a Raegan: «¿Quieres ir a otro sitio?».

Justo en ese momento, los ojos de Raegan y Mitchel se encontraron.

Las luces del enorme pasillo brillaban con fuerza, derramándose sobre el frío rostro de Mitchel.

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