Yo soy tuya y tú eres mío -
Capítulo 854
Capítulo 854:
Aún temblando por el shock, Jimena cometió un error mientras administraba acupuntura a Casey, lo que provocó que goteara sangre de su sien. Justo en ese momento, entró Davey, y abrumada por el miedo, Jimena tembló en su presencia y no se atrevió a borrar la sangre.
Consciente de la naturaleza despiadada de Davey, sabiendo que no toleraba errores, Jimena temió por su destino. Su segunda metedura de pata podía llevarla a un destino similar al de la mano destrozada del hombre castigado.
Ante la desesperación de Jimena, Casey, con notable compostura, ocultó la mancha de sangre, fingiendo estar enfermo para engañar a Davey.
Después, cuando Jimena expresó su gratitud, Casey se desentendió diciendo: «No es nada».
Su conversación pronto derivó hacia asuntos familiares, compartiendo historias con auténtica calidez.
Casey, buscando una distracción de la incomodidad, inició una conversación con Jimena una vez más.
Su método de comunicación, sin embargo, era poco convencional.
Utilizando papel disoluble, intercambiaron notas que desaparecían al contacto con el agua.
Este ingenioso método, concebido por la propia Casey, servía para eludir las sospechas de Davey y mantener su secreto.
Con curiosidad, Casey preguntó: «Doctora Hinks, ¿por qué se convirtió en la médica personal de Davey?».
Jimena suspiró, escribiendo su respuesta. «Si no lo hacía yo, lo haría mi anciano padre, y él es propenso a cometer errores».
La historia familiar de Jimena era un tapiz tejido con diversos hilos.
Las raíces de su padre estaban firmemente plantadas en Aurora, donde perfeccionó sus conocimientos médicos bajo la dirección de su padre. En cambio, su madre era natural de Ambrosia. Sus vidas se entrelazaron cuando el padre de Jimena se embarcó en un viaje a Ambrosia para estudiar medicina, donde se cruzó con su madre. Este encuentro fortuito se convirtió en una unión que culminó con el nacimiento de Jimena.
Su unión marcó el comienzo de un nuevo capítulo, en el que se establecieron en Aurora, a pesar de su complejo panorama político.
En Aurora, la lealtad a las principales familias dictaba la supervivencia, y un solo paso en falso podía resultar fatal.
Sin embargo, en medio de este entorno volátil, los padres de Jimena encontraron consuelo en su unidad.
Cuando el padre de Jimena se cansó de la agitación en la que estaba sumida Aurora, tomó una decisión firme. Una vez que cumplió con su deber de cuidar de su anciano padre hasta su último aliento, decidió trasladarse con su familia de vuelta a Ambrosia.
En contraste con la conflictiva Aurora, Ambrosia representaba un remanso de tranquilidad. En Ambrosia, la seguridad no era una preocupación, incluso a altas horas de la madrugada, libre del temor a los disparos.
Sin embargo, el anterior médico que trabajaba para Davey falleció prematuramente en circunstancias enigmáticas. A raíz de esta tragedia, alguien sugirió al padre de Jimena, famoso por su destreza tanto en las prácticas médicas tradicionales como en las modernas.
Convocado por Davey, el padre de Jimena no se atrevió a negarse, incluso hizo arreglos para después de su eventual fallecimiento.
El corazón de Jimena se hundió al oír las instrucciones de su padre a su madre, lo que la impulsó a tomar la valiente decisión de ofrecerse voluntaria en el territorio de Davey.
Las excepcionales habilidades de Jimena como acupuntora impresionaron a Davey, lo que le valió un puesto. No se lo reveló a sus padres hasta más tarde.
A pesar de la furia de sus padres y su deseo de enviarla de vuelta a Ambrosia, Jimena se negó a abandonar su puesto. Argumentó que su juventud e ingenio la hacían estar mejor preparada para manejar las crisis, y que huir a Ambrosia no los protegería de la influencia de Davey.
«Dra. Hinks, ¿quiere volver a Ambrosia?». La mirada de Casey contenía una suave calidez al formular la pregunta.
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