Capítulo 815:

Raegan sintió un fuerte escozor al clavarse las uñas en la piel.

Aunque intuía que las acciones de Mitchel eran para un espectáculo, pensar en él con aquella chica la llenaba de repulsión.

Raegan captó con dolor la intención de Mitchel para el espectáculo, ahogando aquellas preguntas en su mente. Se había colocado a su lado deliberadamente, asegurándose de que lo viera todo y perdiera toda esperanza. Pero su interacción con la chica fue desagradable.

La chica supuso que Mitchel había aceptado y, mientras volvía a su asiento, hizo ademán de pasar cerca de Raegan, pisando con firmeza los zapatos de ésta.

La chica llevaba tacones altos y la fuerza de su pisada hizo que Raegan gritara de dolor.

Sin embargo, la chica no se disculpó. Simplemente se alejó con una sonrisa burlona.

«¡Alto!» le gritó Raegan a la chica.

La chica se detuvo y preguntó con arrogancia: «¿Qué pasa?».

«Me has pisado», respondió Raegan.

«¿Te he pisado?». La chica fingió diversión y negó: «Jovencita, ¿podría tratarse de un malentendido? No sentí nada. Estoy segura de que no te he tocado».

Raegan llevaba hoy zapatos negros de cuero. Debido a su embarazo, los eligió específicamente por su comodidad. La calidad del cuero negro era excelente, diseñado para recuperarse rápidamente de la presión. Sin quitarse los zapatos, era difícil demostrar que los había pisado.

La chica parecía ser consciente de ello y negó haber hecho nada malo. Hizo un mohín y dijo a la defensiva: «Querida, el hombre guapo acaba de hablar conmigo. Entiendo que puedas estar celosa, pero no deberías acusarme falsamente».

Raegan se quedó estupefacta. ¡Qué descaro el de la chica lanzándole acusaciones infundadas!

«¿Has dicho que te acuso falsamente?». preguntó Raegan, con la voz cargada de sarcasmo.

«Sí. La chica podría haberse limitado a ignorar a Raegan y marcharse, pero lo reconsideró. Si se mostraba más vulnerable, podría llamar la atención de Mitchel e incluso invitarla a sentarse a su lado.

Las lágrimas brotaron de los ojos de la chica mientras miraba a Mitchel y le suplicaba con voz dulce: «Guapo, tienes que ayudarme…».

Raegan ya no quería comprometerse con la chica. El atuendo de la chica era poco apropiado para el lugar, carente tanto de estilo como de calidad, y estaba claro que no era un miembro habitual de este club.

La chica era probablemente del tipo que necesitaba que alguien la colara para perseguir a hombres adinerados.

Raegan dijo con firmeza: «O te disculpas conmigo, o haré que el gerente investigue tu afiliación».

Las palabras de Raegan borraron al instante la arrogancia de la cara de la chica, sustituyéndola por pánico.

La chica se había colado. El club mantenía normas estrictas y utilizaba tecnología de reconocimiento facial. Si la pillaban, no podría volver a colarse.

La reputación del club era intachable, y la chica ya se había aprovechado de ello antes y no quería que la descubrieran. A pesar de su miedo, sabía que no podía confesar que había pisado a Raegan, ya que arruinaría su impresión con Mitchel.

La chica se apresuró a acercarse a Mitchel e intentó agarrarle la mano, pero él evitó su contacto sutilmente.

Nerviosa, pero sin inmutarse, la chica fingió llorar y suplicó: «Guapo, tu amigo me está acosando. ¿Me ayudarás?

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