Capítulo 789:

En este sombrío escenario, no había alegría. Sólo dominaba el dolor. Ambos expresaban una profunda rabia no resuelta.

El tiempo parecía arrastrarse, reproduciendo la vida de Nicole a cámara lenta. Antes de conocer a Jarrod, su vida era alegre, como un jardín en plena floración.

Después de conocerlo, se volvió interminablemente oscura. Tal vez había llegado el momento de dejar de arrastrar a los demás a esa oscuridad. Antes de perder el conocimiento, Nicole lo pensó.

Pero aferrándose a su anterior súplica, Nicole murmuró débilmente: «Me habías prometido que le dejarías marchar…».

Sus palabras sólo provocaron un trato más duro por parte de Jarrod.

Al final, Nicole ya no pudo mantenerse en pie y se deslizó lentamente.

Su desplome no despertó compasión en Jarrod. Él creía que había sido lo suficientemente misericordioso. Iban tras su vida. Y él sólo deseaba a Nicole.

Jarrod cubrió con su chaqueta el cuerpo magullado de Nicole, cubriendo las huellas de su frenesí. Después de esta terrible experiencia, estaba convencido de que Nicole no volvería a pensar en la traición. Ese era su objetivo.

En su opinión, si no podía poseer algo plenamente, prefería destruirlo. Si las cosas se volvían insostenibles, sería él quien acabaría con la vida de Nicole, no permitiéndole estar con otro hombre.

Cuando Nicole recobró el conocimiento, habían pasado dos días. Su cuerpo, ya de por sí delicado como la porcelana, había sido completamente aplastado y maltratado, casi roto.

Al volver en sí, su primera reacción fue buscar desesperadamente a Roscoe.

Al ver a Nicole llorando en silencio, una enfermera se apresuró a buscar a Jarrod.

Jarrod entró desde fuera y Nicole le preguntó inmediatamente: «¿Qué pasa con Roscoe? ¿Le has dado el alta?».

La expresión de Jarrod se tornó tormentosa al instante. «Nicole, ¿crees que tengo una paciencia infinita?». Sus primeras acciones al despertarse fueron llorar y preguntar por Roscoe.

A pesar de la irritación de Jarrod, Nicole se limitó a agarrarle los dedos, afirmando: «Hiciste una promesa. No puedes faltar a tu palabra».

Jarrod se enfureció internamente y luchó por mantener la compostura. El médico describió el estado de Nicole como el de un tronco de árbol hueco, aparentemente intacto por fuera pero completamente devastado por dentro. Necesitaba atención cuidadosa y menos estrés. Tal vez así podría vivir algunos años más.

Enfurecido por el pronóstico del médico, Jarrod exigió al director del hospital que lo despidiera. ¿Qué clase de médico incompetente era?

¿Cómo se atrevía a hacer semejantes afirmaciones? ¿Cómo podía ser tan crítico el estado de Nicole? Nicole apenas tenía veinte años. ¿Cómo podía reducirse su vida a unos pocos años?

Sin embargo, los comentarios del médico sembraron una semilla de duda en la mente de Jarrod. Aborrecía tales pronunciamientos y prefirió no oírlos más, ni buscar opiniones médicas adicionales para Nicole. Sin embargo, se encargó discretamente de que un nutricionista supervisara las necesidades dietéticas de Nicole.

Se le prepararon meticulosamente diversos suplementos para la salud.

Demasiado angustiada para leer la mente de Jarrod, Nicole insistió: «Jarrod, te estoy haciendo una pregunta directa».

Sin darse cuenta, Nicole había agarrado la mano entera de Jarrod.

Este acto levantó ligeramente el ánimo de Jarrod. Respondió con calma: «No te preocupes. No está muerto. Su padre se lo llevó para que se recuperara».

El corazón ansioso de Nicole comenzó a aliviarse. Una vez recuperada, ella misma podría confirmarlo. Además, dudaba que Jarrod mintiera en un asunto así.

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