Capítulo 746:

Al ver que Luciana cedía, Katie dejó la copa y dijo con calma: «Retira tu acusación contra mí y reconoce que mi hijo es el legítimo heredero de la familia Dixon.»

La ira de Luciana hizo que le temblaran las manos. Katie había traicionado su confianza al tener una aventura con otro hombre, alegando que el hijo de su guardaespaldas pertenecía a la familia Dixon. Era la primera vez que veía a una mujer tan desvergonzada.

Sin embargo, por la seguridad de Janey, Luciana tuvo que aceptar. «Haré todo lo que me pida», dijo sin vacilar.

«Y la muestra que dejé antes, y la de Mitchel, quiero que las destruyan todas. Que no quede rastro».

«Te lo prometo», respondió Luciana con firmeza.

«Las palabras no bastan», insistió Katie. Le exigió a Luciana que preparara tanto una declaración escrita como una grabación de vídeo.

Además, después de que Luciana grabara el vídeo reconociendo el origen de su hijo, Katie no tardó en compartir la noticia en el sitio web oficial del Grupo Dixon.

Una vez que se hizo público, Luciana se sintió atrapada, sabiendo que no podía retractarse de sus palabras. El sitio web oficial era una plataforma seria en la que cualquier noticia falsa podía afectar gravemente al valor de las acciones del Grupo Dixon.

Luciana suplicó: «He hecho lo que me pediste. ¿Puedo ver a mi nieta ahora?».

Katie respondió con calma: «Espera. Ahora no es el momento».

La frustración de Luciana estalló. «¿Qué estás diciendo, Katie? He seguido tus instrucciones y aun así no me dejas ver a mi nieta. Si estás tratando de engañarme, ¡te juro que llegaré hasta las últimas consecuencias para hacerte la vida imposible!».

«Cálmate…» Katie, mostrando signos de impaciencia, interrumpió. «Aún no he terminado».

Katie le entregó a Luciana un teléfono negro. «Haz lo que te indica el teléfono y la verás. Pero recuerda, no se lo cuentes a nadie, o podrías perder la oportunidad de ver a tu querida nieta para siempre…»

Aunque Katie sonreía, había algo escalofriante en su sonrisa.

Luciana, consciente de la naturaleza despiadada de Katie, eligió cuidadosamente sus pasos.

Una vez fuera de la sala de Katie, Luciana se encontró con Raegan, que esperaba ansiosa.

Raegan agarró inmediatamente la mano de Luciana; su voz estaba llena de urgencia. «Señora Dixon, ¿qué le ha dicho Katie? ¿Sabe dónde está Janey?»

Luciana permaneció en silencio; las amenazas de Katie vívidas en su mente.

A medida que pasaban los segundos, Raegan se preocupaba cada vez más. Janey llevaba desaparecida casi dos días. Pero aún no había pistas sobre su paradero.

Aunque la policía había empezado a investigar porque Erick insistía, aún no habían encontrado ninguna pista.

Annis era sospechosa de haberse llevado a Janey, lo que hizo que la policía lo considerara un conocido cometiendo un delito. Se centraron en indagar en el círculo social de Annis, e incluso trajeron a Elin, la hija de Annis, para interrogarla.

Raegan no podía aceptar la idea de que Annis secuestrara a Janey. Para Annis, Janey era como su propia nieta. Pero la policía no estaba convencida y por el momento se encontraban en un callejón sin salida.

Raegan estaba abrumada por la desesperación. Luciana tuvo que sostener a Raegan para evitar que cayera.

A través de sus lágrimas, Raegan le preguntó a Luciana: «Señora Dixon, ¿tiene alguna noticia sobre Janey? Por favor, dígame cualquier cosa…»

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