Yo soy tuya y tú eres mío -
Capítulo 698
Capítulo 698:
Cuando Katie oyó el tono de ocupado al otro lado de la línea, supo que Abel ya estaba muerto, sin dejar rastro.
Al pensar en esto, Katie sintió una sensación de alivio. La única persona que podía probar la paternidad de su hijo estaba muerta. Por fin, ya nadie la molestaría.
Para Katie, Abel no era más que un miserable. Si hubiera sido obediente, ella no lo habría enviado a la muerte tan pronto. Pero se atrevió a acostarse con ella cuando estaba bajo el efecto de la droga.
Ni siquiera pestañeó con la muerte de Abel. Supuso que, con su dinero, tener otro tipo leal no debería ser un problema.
Katie tiró su teléfono a la taza del váter y vertió en él una solución especial. Luego, lo vio convertirse lentamente en lodo.
No tardaría mucho en convertirse en la legítima esposa de Mitchel.
Katie sonrió. Sólo tenía que quitar de en medio a Raegan y mantener la jeringuilla en sus manos. Para entonces, Mitchel no podría rechazarla.
Después de contemplarlo un rato, sacó otro teléfono y dijo: «Alexis, ¿te has ocupado de Lauren? Hice todo lo que me pediste. El siguiente paso depende de ti».
Una voz grave respondió desde el otro extremo de la línea. «Todo está arreglado».
Katie se apartó los mechones de pelo de la frente. Sus ojos se volvieron fieros, pero su voz seguía siendo dulce cuando dijo: «Sabes lo que quiero, ¿verdad? Sólo quiero a Mitchel».
Satisfecha, Katie tarareó una melodía y volvió a su habitación a dormir.
Mientras tanto, Luciana se había escondido en un rincón oscuro, tras haber oído la conversación telefónica de Katie. Una vez se hubo asegurado de que Katie había vuelto a su cuarto, Luciana volvió de puntillas a su habitación y sacó un teléfono escondido en secreto debajo de la cama.
Luciana marcó apresuradamente el número de Mitchel. En cuanto él contestó, se tapó la boca y dijo con voz ronca: «Tienes que encontrar a Raegan rápidamente».
«¿Mamá?» Mitchel frunció el ceño al oír la voz de Luciana.
Luciana tosió ligeramente para aclararse la garganta. Se había amordazado con demasiada fuerza tratando de inducirse el vómito, lo que le había hecho sangrar la garganta.
Luciana continuó, con la voz ronca: «Lauren está con Alexis, y es probable que estén planeando hacer daño a Raegan y chantajearte».
La expresión de Mitchel se volvió grave. «¿Es cosa de Katie? ¿Todavía está contigo?»
«Sí, le pedí que viniera», respondió Luciana.
Una vez fuera de la medicación que Katie le había traído, Luciana, con su mente mucho más sombría y sus ojos perspicaces, descubrió rápidamente la crueldad de Katie. Y a medida que pasaban los días, era más consciente de ello.
Para obligar a Mitchel a volver, Katie aflojó deliberadamente la barandilla, provocando la caída de Luciana. Peor aún, Katie le daba a Luciana somníferos todos los días para que pudiera moverse libremente por la mansión.
Luciana sabía que Katie sin duda causaría problemas. Después de todo, Mitchel la había tratado con frialdad.
Por eso, Luciana pensó que era mejor mantener a Katie cerca en vez de tener a Mitchel vigilándola constantemente.
Hoy, Luciana escuchó por fin una información crucial.
Con rostro solemne, Mitchel le ordenó: «Mamá, cierra la puerta. Le pediré a Marcelo que te recoja ahora. No salgas de tu cuarto hasta que él llegue».
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