Capítulo 631:

Davey no tenía prisa. Después de todo, pensaba que Casey y él tenían todo el tiempo del mundo.

Casey cerró sus hermosos ojos. Después de un rato, su respiración se estabilizó gradualmente. Cuando Davey vio esto, la expresión de su rostro empezó a cambiar. La ternura que acababa de mostrar desapareció al instante. Fue sustituida por una creciente nube de oscuridad.

Davey alargó la mano y acarició su rostro dormido, e innumerables recuerdos inundaron su mente.

Cuando Davey conoció a Casey, la familia Glyn ya lo consideraba un paria.

Eso se debía a que su padre, Jayceon, desobedeció a su abuelo y se casó con una mujer sin antecedentes. Jayceon fue expulsado de la familia Glyn por esto.

Jayceon había nacido con una cuchara de plata en la boca y nunca había probado el amargo trago de la pobreza.

Pero su vida matrimonial con Clemmie Brown, su esposa, nunca fue fácil.

El amor que se profesaban al principio se fue resquebrajando poco a poco por el peso de los problemas económicos. A medida que se acumulaban las facturas, también lo hacían las peleas.

Hasta que un día, Jayceon abandonó a Clemmie y a su hijo Davey. Jayceon sólo les dejó dolor.

Clemmie, desesperada y furiosa, alquiló un coche, encontró a Jayceon en la carretera y aceleró el coche para atropellarlo.

El resultado fue un siniestro que acabó con la vida de ambos en el acto.

En aquel momento, Davey era apenas un adolescente. Pero la tragedia le dejó huérfano. No pudo resistirse cuando un vecino le acogió. Sin embargo, este vecino era un borracho cruel cuya vida también estaba destrozada.

Le daba cobijo a Davey, pero le pegaba y regañaba cada vez que se emborrachaba.

Davey era demasiado joven para recordar su verdadera identidad. Soportó años de tormento en manos de su abusivo padre adoptivo.

Un día, en plena noche, el padre adoptivo de Davey estaba demasiado borracho para mantenerse en pie. Se cayó y se golpeó la nuca contra el suelo.

Allí tendido, sin poder hacer nada, no tuvo más remedio que pedir ayuda a Davey. Sin embargo, Davey se limitó a pasar por encima de él con indiferencia.

Unos momentos después de que Davey saliera de la casa, una fuerte explosión sacudió todo el lugar, y una bola de fuego se elevó en el aire.

Aquel maldito cigarrillo que el borracho padre adoptivo de Davey había estado fumando antes de caer había prendido fuego a la casa.

Davey observó con calma cómo el voraz incendio convertía la casa en cenizas.

Ni siquiera se molestó en salvar al borracho de su padre adoptivo.

Davey volvió a ser un huérfano sin hogar. Vagaba de un lado a otro, buscando comida para sobrevivir, hasta que accidentalmente conoció y salvó a Casey, de seis años.

Cuando los padres de Casey se enteraron de la difícil situación de Davey, sintieron tanta lástima por él que decidieron llevárselo con ellos.

Davey no era un ratón de biblioteca ni se le daban bien las asignaturas académicas. Pero tenía un don para los puñetazos. Cuando adquirió cierta destreza en la lucha, Hutton, el padre de Casey, lo contrató como guardaespaldas de Casey.

A medida que Casey crecía, su relación con Davey mejoraba. Incluso cuando se convirtió en una joven, seguían siendo inseparables.

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