Yo soy tuya y tú eres mío -
Capítulo 589
Capítulo 589:
Esta cercanía, este momento cargado, estaba más allá de los escenarios más salvajes de Nicole. El Roscoe que ella conocía, antes fácilmente enrojecido por la vergüenza, había madurado. Su proximidad hizo que sus pestañas se agitaran, un reflejo que no pudo contener.
Pero entonces, el avance de Roscoe se detuvo. Redirigió la intensidad del momento hacia una suave caricia en su mejilla. Su voz, apenas por encima de un susurro, tenía peso. «Nicole, esto es un juego para ti. Basta».
La soltó y se marchó, tan rápido como una sombra que huye del amanecer.
Roscoe permaneció fuera en su coche, sucumbiendo al cansancio sólo en las horas más profundas de la noche.
Y cuando la primera luz se deslizó por el horizonte, los ojos de Nicole se abrieron.
Al descorrer las cortinas, vio a Roscoe refugiado en su coche, como un centinela silencioso.
Nicole se preparó para el día, con la mente puesta en los documentos que había dejado arriba.
Con sus planes listos, bajó las escaleras y echó una mirada de pasada al coche, un testamento silencioso de la agitación de la noche.
Resuelta a afrontar lo que le esperaba sin arrastrar a otros a la refriega, Nicole se dirigió primero a su residencia y luego a la empresa.
Al salir del coche, su camino se vio bruscamente bloqueado. Al levantar la mirada, se encontró con el semblante severo de Alec.
«¿Qué ocurre? preguntó Nicole, con un rastro de preocupación en su voz.
Sin mediar palabra, Alec hizo una señal. Rápidamente, los guardaespaldas se acercaron e inmovilizaron los brazos de Nicole.
Alec, aprovechando el momento, entró en el coche de Nicole y rebuscó entre sus pertenencias.
Salió con un sobre cerrado en la mano, cuya visión ensombreció la expresión de ira y temor de Nicole.
Se abalanzó sobre el sobre, pero Alec estaba decidido.
«Señorita Lawrence, se viene con nosotros», ordenó Alec, y en su tono no había lugar para la discusión.
Nicole fue conducida a una habitación del hospital.
Jarrod no llevaba bata de hospital. Llevaba un traje informal gris con una camiseta negra debajo. Llevaba un reloj plateado, lo que le daba un aspecto especialmente joven y atractivo.
Alec entregó respetuosamente el archivo encriptado a Jarrod antes de salir silenciosamente de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.
Nicole ni siquiera pensó en intentar escapar. Sabía que no importaba en qué rincón de Ardlens se escondiera, Jarrod tenía los recursos para encontrarla.
Jarrod se acercó a Nicole. Su camiseta con cuello de pico dejaba al descubierto su clavícula, dándole un aspecto seductor y peligroso al mismo tiempo.
Sus ojos brillaban con una pizca de deseo. «¿Dónde estuviste anoche?
Nicole no contestó, lo que hizo que Jarrod se acercara. Con expresión gélida, le preguntó: «¿Estuviste con otro hombre?».
Nicole seguía sin contestar. «¿Vas a guardar silencio?». Jarrod enarcó una ceja y extendió sus delgados dedos, murmurando: «Déjame comprobarlo».
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