Yo soy tuya y tú eres mío
Capítulo 537

 Capítulo 537:

Antes de que pudiera correr hacia Raegan y Stefan, tropezó y cayó al suelo con un fuerte golpe.

Su agarre de la pala se aflojó. Cayó y golpeó accidentalmente a Kolton.

«¡Ah!» Kolton gritó de dolor y se desmayó.

La señora cayó al suelo con tanta fuerza que no pudo levantarse durante un rato.

Raegan los miró y comentó: «Sólo os merecéis todo esto Los coches de policía llegaron fuera, con las sirenas a todo volumen.

Raegan ya había grabado y entregado a la policía la grabación de la dashcam como prueba. Junto con la declaración de la mujer, la policía se llevó inmediatamente a la señora y a Kolton.

Raegan miró a su alrededor y le dijo a la mujer: «Este lugar ya no es seguro para que vivas. Deberías venir conmigo».

La mujer dudó un momento. Luego dijo: «Pero la señorita Lawrence no nos permite salir».

En realidad, Nicole había dispuesto un guardaespaldas para la mujer y el niño. Pero el guardaespaldas se había tomado hoy una licencia por un dolor de estómago. Por eso la mujer y el niño se quedaron solos en casa. No esperaban que el peligro llegara en ese momento.

Raegan se dio cuenta de que el niño estaba callado todo el tiempo y parecía aturdido. No pudo evitar fruncir el ceño y decir preocupada: «Lo que ha pasado hoy tendrá un impacto negativo en este niño. Es mejor que se quede en el hotel esta noche mientras le arreglo el nuevo lugar. Luego, dejaré que Nicole te llame. ¿Qué te parece?»

Cuando el niño oyó el nombre de Nicole, por fin reaccionó. Miró a Raegan y preguntó: «¿Cuándo vendrá Nicole a verme?».

«¡Austin! Tú…», gritó de repente la mujer. Ella no esperaba que Austin hiciera semejante pregunta.

Austin nunca había hablado en el último mes, y mucho menos para hablar con alguien a quien acababa de conocer por primera vez.

Raegan miró fijamente la cara de Austin, habiendo encontrado por fin la causa de su sensación de familiaridad al verle. Aunque sentía pena por él, se esforzó por contener las lágrimas y fingió estar tranquila.

«¿Te llamas Austin?»

Austin asintió suavemente.

Raegan sonrió y le acarició la cabeza. «Le diré a Nicole que quieres verla, ¿vale?».

Austin retiró la mirada, bajó la cabeza y volvió a guardar silencio.

Raegan llevó a Austin y a la mujer al hotel.

Recordando que Ardlens era territorio de Mitchel, Raegan decidió pasar la noche en Ashfield. Pensaba llevarlos mañana a un lugar más seguro.

De camino al hotel, Austin tuvo fiebre de repente.

La mujer entró en pánico, ya que no había traído la medicina consigo.

Además, le quedaba la última dosis.

Raegan se apresuró a sacar la bolsa de lona negra que le había confiado Nicole y le dio la medicina a Austin.

Sin embargo, la temperatura de Austin no disminuyó en absoluto. Raegan empezó a preocuparse, sopesando la necesidad de acudir a un hospital.

Pero la mujer se limitó a negar con la cabeza: «Austin sólo necesita unos antitérmicos. Su sistema inmunitario está débil, así que no le hará ningún bien ir al hospital. Allí es más probable que se infecte con algún virus».

Por fin llegaron al hotel.

Por precaución, la mujer sacó una mascarilla y una gorra de béisbol para cubrir la cara de Austin.

Raegan había reservado una suite familiar. Y para pasar desapercibida, pidió a la mujer y a Austin que entraran primero en la habitación del hotel.

Mientras tanto, Stefan fue a la farmacia a comprar medicinas para Austin.

Austin seguía teniendo fiebre, pero la mujer se negó firmemente a enviarlo al hospital. Había visto a Austin en ese estado más de una vez.

Una vez había llevado a Austin al hospital cuando ya no podía soportar verle con fiebre. Sin embargo, no hizo más que empeorar su estado y casi consigue que lo maten.

Raegan se quedó despierta con la mujer hasta medianoche para cuidar de Austin.

.

.

.