Capítulo 291:

Nunca había esperado que su intento de hacer las paces fuera malinterpretado por Mitchel, llegando incluso a llamarla zorra…

Sus palabras escocían, marcándola con la humillación. ¿Cómo podía alguien ser tan injustamente duro?

Al volver la cara, un gran peso parecía oprimirle el pecho, dificultándole la respiración. No tenía ningún deseo de hablar con Mitchel.

Pero Mitchel no tenía intención de dejarla marchar. Le volvió la cara e insistió: «Respóndeme por última vez. ¿Tienes algo más que decirme?».

Raegan estaba confusa. Mitchel no dejaba de preguntarle si le ocultaba algo. Pero el único secreto que guardaba era el hijo que llevaba en el vientre.

Sentía miedo ante la posibilidad de que él supiera que estaba embarazada.

¿Le estaba preguntando?

No, no podía decirle que estaba embarazada de él. El actual estado de ira de Mitchell le hacía temer que le exigiera algo drástico, como un aborto.

Estaba sola en el mundo y este bebé representaba su única esperanza, sobre todo después de haber perdido un hijo una vez.

No podía arriesgar a su hijo nonato por las emociones volátiles de Mitchel.

Mientras mantuviera el embarazo en secreto, Mitchel no podría haberla obligado a abortar.

Mientras Raegan reflexionaba, el miedo y la determinación se hacían evidentes en sus ojos.

Asustada, se mordió el labio con obstinación, conteniendo las palabras. Se le llenaron los ojos de lágrimas, pero permaneció en silencio, decidida a no hablar.

Su silencio no hizo más que avivar la frustración de Mitchel.

Su expresión se ensombreció mientras se acercaba, con un beso fuerte y abrumador.

Raegan se resistió con todas sus fuerzas, pero el agarre de Mitchel era inquebrantable.

Su beso era intenso, su lengua invadía su boca, dejándola abrumada y sofocada.

Los recuerdos de aquella noche rondaban los pensamientos de Raegan.

Cuando Mitchel finalmente rompió el beso, ella jadeó, suplicando: «Mitchel, por favor, cálmate».

Pero Mitchel abrazó a Raegan con fuerza, su mueca la atravesó. «Deja de fingir. La última vez parecías disfrutar».

El corazón de Raegan se hundió ante sus palabras. Fueron como una bofetada en la cara, humillante y aguda.

Ya había cedido ante él por miedo, para evitar un trato peor.

Perdida en sus pensamientos, se estremeció cuando Mitchel empezó a besarla por el cuello. Desabrochó hábilmente el fino cinturón de su hombro con los dientes, mordiéndole la clavícula con fuerza mientras bajaba…

El dolor recorrió a Raegan, su miedo era palpable.

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Nota de Tac-K: Listos los capítulos de esta ocasión lindas personitas, el día martes seguimos con nuevos capítulos. Además les comento que hoy sábado estaré estrenando nuevas novelas en la página, si ya están al día, les recomiendo darles un vistazo, saludos. Dios les ama y Tac-K les quiere mucho. (=◡=) /

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