Yo soy tuya y tú eres mío -
Capítulo 1653
Capítulo 1653:
Nicole comprendió que encontrar a Jamie requeriría paciencia. Sin embargo, surgió otra preocupación: La atención médica de Austin. Con la autorización de Jarrod pendiente, Nicole no podía proceder con el tratamiento necesario.
Pronto surgió un problema más acuciante. Austin desarrolló una fiebre alta.
La situación se volvió calamitosa. A pesar de que Jarrod seguía recuperándose de sus heridas, corrió al hospital para estar al lado de Austin.
Nicole se negó a abandonar la cama de Austin, comprendiendo la gravedad de la situación. Había que tomar una decisión rápidamente.
Mientras que algunos pacientes encontraban donantes de órganos rápidamente, otros languidecían durante años sin un donante compatible. El frágil estado de Austin no le permitía esperar indefinidamente.
Nicole tomó una decisión audaz: le daría las pastillas a Austin.
Jarrod aceptó.
Dada la significativa recuperación de Nicole tras tomar las pastillas, parecía posible que poseyeran propiedades milagrosas.
Dado que su salud había mejorado lo suficiente como para permitirle concebir, era plausible que las píldoras tuvieran un potencial extraordinario.
Antes de administrarle las pastillas, Nicole y Jarrod permanecieron cerca de Austin, cogiéndole las manos y dándole consuelo.
Austin demostró una gran valentía. Sonriendo cálidamente, les tranquilizó: «Mamá, papá, no os preocupéis. Me convertiré en una versión aún mejor de mí mismo».
Tras tomar la píldora, Austin experimentó fiebre alta y otras reacciones adversas. Dado su pequeño tamaño y su frágil estado de salud, su tolerancia era mucho menor que la de un adulto.
Nicole estaba abrumada por la preocupación. Al enterarse de la noticia, Roscoe corrió al hospital.
Roscoe, que había visto crecer a Austin, había desarrollado un profundo afecto por él. No pudo mantenerse alejado y se apresuró a ir al hospital para estar a su lado.
Jarrod, al ver la preocupación de Roscoe, no reaccionó con ira ni le exigió que se fuera. Pudo ver la genuina preocupación en los ojos de Roscoe.
Sabiendo lo mucho que Austin adoraba a Roscoe, Jarrod quería que Austin fuera feliz cuando se despertara.
Desde que fue padre, Jarrod había experimentado una profunda transformación. Había dejado atrás su personalidad fría y distante y había adoptado una versión más cálida y compasiva de sí mismo.
En aquel momento, los tres compartían un mismo objetivo: que Austin se recuperara. Por primera vez, se sentaron juntos en armonía, unidos en su preocupación, esperando en el pasillo del hospital.
Con Austin hospitalizado, un equipo de especialistas permanecía a la espera, listo para atender cualquier emergencia.
Por fin, la segunda noche después de tomar la píldora, Austin se despertó, con aspecto saludable y lleno de vida.
Tras un examen exhaustivo, el equipo médico descubrió que el corazón de Austin se estaba curando. Su función cardíaca había mejorado considerablemente.
Aunque nunca sería tan fuerte como otros niños, su vida ya no corría peligro. Fue un verdadero milagro médico.
Aunque Austin siempre sería algo frágil e incapaz de realizar actividades extenuantes, su vida ya no corría peligro.
La emoción embargó a Nicole. Abrazó a Austin con fuerza, con lágrimas cayendo por su cara. «Austin, estás mejor de verdad…».
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