Yo soy tuya y tú eres mío -
Capítulo 1647
Capítulo 1647:
Mirando directamente a Brett, Callie suplicó: «Papá, si de verdad eres inocente, revela la verdad a Nicole para que pueda entenderlo. Y yo pueda encontrar la paz. ¿Por favor?»
Estaba claro que Callie había simplificado demasiado la situación. Si fuera tan sencillo, Brett no habría pasado años escondiéndose, temblando ante la mera mención de la policía y el pasado.
Tenso y silencioso, Brett agarró el bastón con fuerza, con los ojos oscuros, como un lobo hambriento, listo para abalanzarse.
Nicole se dio cuenta de que Brett no tenía intención de dejarla marchar. Si lo hacía, descubriría su paradero, y su mirada insinuaba que estaba dispuesto a la violencia.
Manteniendo la compostura, Nicole dijo: «Brett, ha pasado mucho tiempo».
Su tono aturdió momentáneamente a Brett. Le transportó a una época en la que la joven Nicole le había llamado cariñosamente «tío», sin mostrar signos de ser una niña rica mimada. En aquel entonces, Nicole había sido diferente de las típicas personas ricas que miraban a los demás por encima del hombro.
Hubo un tiempo en que Brett había admirado de verdad a Nicole.
Tal vez porque tenía su propia hija, había visto en Nicole a la persona desenvuelta y educada que quería que fuera su propia hija. Pero ahora…
Brett soltó el bastón y ordenó: «Vete». Dejar ir a Nicole era su último acto de bondad.
Alternativamente, podría incapacitarla y tirarla al río.
Sin embargo, Brett sobreestimó su determinación. No se atrevía a hacerlo, sobre todo a la joven que una vez le había llamado «tío» con afecto.
Brett dijo: «Deja de buscarme. No sé nada. Si valoras tu seguridad, vete ahora».
Nicole suplicó: «Sólo busco la verdad. Por favor, dime qué le pasó realmente a mi padre».
Al recordar el pasado, Brett sintió un escalofrío. Junto con el escalofrío llegó una oleada de culpa. Sin embargo, también era un padre que necesitaba proteger a su hija y apoyar a sus ancianos padres. No podía -no quería- ocultar la verdad.
Brett se armó de valor, levantó el bastón y apuntó directamente a Nicole. «Señorita Lawrence, tiene cinco minutos. Si se niega a irse…»
Hizo una pausa, su mirada llena de amenaza. «Hágame responsable de lo que sigue».
Naturalmente, Nicole no tenía intención de irse. El hecho de que Brett estuviera dispuesto a darle la oportunidad de irse sugería que aún le quedaba un resquicio de conciencia. Tal vez había cometido un grave error en su desesperación por proteger a su familia.
Como hija de su padre, Nicole no podía perdonar las acciones de Brett, pero podía entender su angustia.
Sin embargo, se mantuvo firme en su decisión.
«Brett, no me iré hasta que descubra la verdad», declaró Nicole.
«¡Entonces has elegido el camino difícil!» Brett gruñó, levantando el bastón, listo para atacar.
«¡Ah!» El grito de Callie perforó el aire mientras corría hacia adelante, agarrando el brazo de su padre. «Papá, por favor, no puedes hacer esto. No hagas daño a nadie!»
Brett miró impotente a su hija. Esta niña ingenua no podía entender que hacer daño a Nicole era necesario para garantizar su seguridad.
Con lágrimas en los ojos, Callie suplicó: «Nicole me salvó… No puedes hacerle daño…».
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