Capítulo 1632:

La enfermera explica: «Hemos reevaluado los hallazgos. El paciente no presenta signos de enfermedad infecciosa. La prueba inicial arrojó imprecisiones. Le pedimos disculpas por las molestias».

«¿Es así?» La respuesta de Rhett destilaba despreocupación, su comportamiento no se alteraba.

Incluso la enfermera se sorprendió por el aplomo de Rhett. «Absolutamente, señor. Su examen inicial indicó normalidad. Tiene la opción de buscar confirmación en otra institución médica, con todos los gastos cubiertos por nosotros.»

«Entendido», dijo Rhett.

La enfermera ofreció repetidas disculpas, consciente del daño potencial que un incidente así podría infligir a la reputación del hospital. Al no interceptar a tiempo al paciente intoxicado, el hospital incurría en cierto grado de responsabilidad, exponiendo a otros al peligro.

Afortunadamente, al final se descubrió que el paciente intoxicado no era portador, pero el resultado positivo inicial de la prueba dejó a todos perplejos. A pesar de una investigación exhaustiva, la causa seguía siendo elusiva.

«Pedimos nuestras más sinceras disculpas por la angustia causada. Ha sido un error nuestro», declaró la enfermera.

«Entendido», respondió Rhett.

Al terminar la llamada, Rhett cogió su carné de trabajo y miró la parte de atrás, donde estaba la foto de una mujer cautivadora. A continuación, apretó con ternura la foto contra su mejilla, murmurando:

«Frida, ¿has sido testigo de eso? Hasta las fuerzas celestiales parecen favorecerme. ¿Fuiste tú? ¿Me estabas ayudando?».

Sin duda, la mujer de la fotografía no le reconocería. Una lágrima solitaria resbaló del ojo de Rhett, cargada de profundo dolor.

En ese momento, sonó otro dispositivo móvil que Rhett llevaba en el bolso.

Rhett miró la llamada entrante y entrecerró la mirada antes de contestar con decisión.

Una voz, cargada de terror, emanaba del otro lado de la línea. «Señor, le imploro que me ayude…»

Rhett preguntó: «¿Ayudarle? ¿En qué puedo servirle?»

Tras una breve pausa, la mujer al otro lado de la línea dijo: «Busco salir del país».

«Je…» La risa de Rhett se transformó bruscamente en algo siniestro. «¿Aún no has comprendido la lección?».

«Tengo tu secreto. Debes saber que numerosas personas preguntan por ti. Si me detienen, tu secreto saldrá a la luz», dijo la mujer, con voz apenas por encima de un susurro.

«Te has vuelto algo astuto», comentó Rhett.

«Estoy en apuros. Le pido disculpas. Si me proporciona fondos, prometo solemnemente abandonar el país y no volver jamás».

Rhett deliberó momentáneamente, pareciendo contemplar. Tras una breve pausa, preguntó lentamente: «¿Qué suma necesita?».

«Necesito cincuenta millones». La mujer se apresuró a explicar: «Debo residir en el extranjero. Sin cincuenta millones, mi existencia estará en peligro».

El tono de Rhett se tornó gélido al afirmar: «Mi agenda es bastante apretada en estos momentos. Queda conmigo en el puerto dentro de dos tardes».

«¡No, eso no servirá!» La mujer se mostró cautelosa. «Creo que una reunión es innecesaria. Simplemente deje el dinero en algún sitio, y yo lo recuperaré».

Rhett se rió. «Muy bien, lo dejaré en el puerto y le informaré posteriormente de la hora señalada».

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar