Yo soy tuya y tú eres mío -
Capítulo 1628
Capítulo 1628:
«Los hospitales suelen proceder con cautela en torno a estos casos, sin embargo, en ocasiones, los pacientes ocultan su estado, lo que conlleva complicaciones de riesgo si hay sangre de por medio.»
«Precisamente. El hombre ocultó su enfermedad. He oído que incluso mordió a alguien junto al ascensor. Estamos siguiéndole la pista para informarles ahora».
De repente, un fuerte golpe resonó cuando una bolsa de medicamentos cayó al suelo.
La tez de Nicole palideció mientras reconstruía todo, un escalofrío de miedo la recorrió.
Las enfermeras, al darse cuenta de que habían sido escuchadas, se callaron rápidamente. La preocupación por dañar la reputación del hospital les impidió difundir una información tan delicada.
Rhett se acercó a la enfermera y le preguntó: «¿Estaba intoxicado el individuo que ha mencionado?».
La enfermera respondió, negando con la cabeza: «Lo siento; no podemos revelar esa información».
Manteniendo la calma, Rhett explicó: «Me mordió un hombre intoxicado junto al ascensor. ¿Es el mismo paciente del que están hablando?».
El comportamiento de la enfermera cambió, reconociendo que la pobre alma en cuestión seguía en el edificio. Su tono se volvió grave. «Señor, síganos para un chequeo».
La expresión de Rhett se ensombreció. Era evidente que el seropositivo era el hombre que le había mordido.
Nicole, sorprendida por la gravedad de la situación, nunca previó un suceso tan improbable. Permaneció al lado de Rhett durante las pruebas mientras el personal del hospital se disculpaba repetidamente. A pesar de la situación, Rhett mantuvo la compostura.
La culpa pesaba sobre Nicole, lamentando la presencia de Rhett junto a ella en el hospital.
La circunstancia parecía un cruel giro del destino, un extraño accidente.
Tras las pruebas iniciales, Rhett empezó un régimen de profilaxis postexposición (PPE) y se le programaron revisiones periódicas. Un único resultado negativo no era definitivo, ya que el virus podía pasar desapercibido en un primer momento.
Las semanas siguientes prometían ser un reto para cualquiera, potencialmente abrumadoras para los menos resistentes.
Entrecortada, Nicole declaró: «Sr. Bates, todo esto es culpa mía. Lo siento mucho. Si no le hubiera traído aquí…». Su voz se quebró, consumida por la culpa. ¿Quién podría mantener la compostura bajo tanta tensión?
Al ver las lágrimas en los ojos de Nicole, Rhett le ofreció consuelo.
«Señorita Lawrence, no se preocupe. Tengo contactos en un importante instituto de investigación. Disponen de tecnología punta y confirmarán la eficacia de la PPE en dos semanas. El tratamiento es muy eficaz. Tiene una tasa de éxito».
Incluso en ese momento tan intenso, la capacidad de Rhett para tranquilizar a Nicole puso de manifiesto su notable fortaleza emocional.
Llena de remordimientos, Nicole le dijo: «Sr. Bates, me haré cargo de todos sus gastos, incluida la indemnización por los salarios perdidos y la angustia emocional.»
Rhett, una vez recobrada la compostura tras la conmoción inicial, logró esbozar una leve sonrisa. «Señorita Lawrence, estoy bien. Trataré esto como unas vacaciones de dos semanas para relajarme. No se preocupe».
Nicole nunca se había encontrado con alguien tan resistente emocionalmente como Rhett. Muchos se habrían derrumbado bajo semejante tensión.
Rhett se levantó sin esfuerzo, como si no le afectara. «Vámonos, señorita Lawrence. La llevaré a casa».
Nicole hizo una pausa y sugirió: «Quizá debería conseguirle un chófer». Le preocupaba la seguridad de Rhett conduciendo en su estado.
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