Capítulo 1588:

Callie, debatiéndose con las justificaciones de su abuela, exclamó: «¿Hizo daño a los demás sólo por mi propio beneficio? Wesson también tiene familia. Merece morir?».

Callie había heredado la integridad y la bondad de Brett, pero se exigía a sí misma unos estándares morales aún más elevados.

Angustiada, Callie declaró: «Si mi padre tomara esa decisión por mí, preferiría no vivir. Utilizar la vida de otra persona para mi propia supervivencia equivale a asesinar».

Se oyó un sonoro «¡Bang!». Tras otro golpe sordo, Laurie golpeó a Callie con su bastón.

Durante mucho tiempo, Callie había ocupado un lugar especial en el afecto de su familia. Nunca había experimentado una reprimenda física, ni siquiera el más leve roce en la punta de los dedos. Esto se debía al afecto que le profesaba su padre y a la simpatía de sus abuelos por la falta de una figura materna en sus años de formación, lo que se traducía en su indulgencia hacia ella.

Entre su hijo y su nieta, Laurie se decantó decididamente por su hijo, sin dudar en su decisión. Su hijo era de su propia sangre.

Laurie estaba decidida a impedir que Callie actuara imprudentemente y traicionara a su hijo. Con un golpe inesperado, Callie cayó al suelo. Su teléfono se le cayó de las manos y fue confiscado por Laurie.

Dirigiéndose severamente a su nieta, Laurie declaró: «Callie, puedo complacerte en muchas cosas, pero nunca debes traicionar a tu padre. De lo contrario, no podré considerarte mi nieta».

Tras pronunciar esas palabras, Laurie se marchó y cerró bien la puerta tras de sí.

Callie contempló la entrada fuertemente asegurada, con las lágrimas resbalando una a una por sus mejillas. No podía comprender el repentino cambio de su querida abuela, que siempre se había mostrado cariñosa con ella.

Mientras tanto, Nicole regresó a casa y se sumió en un tranquilo sueño. La situación requería mucho tiempo para resolverse, y no se vislumbraba una solución inmediata. Sin embargo, Brett estaba ahora alerta, y sólo era cuestión de tiempo que lo detuvieran.

El único aspecto desconcertante para Nicole era su persistente somnolencia. Se quedó dormida hasta las 10 de la mañana y se despertó con mareos y náuseas. A punto de tropezar, consiguió agarrarse al borde de la mesa para apoyarse.

Tras un breve respiro, Nicole se sirvió con cautela un vaso de agua con miel para intentar calmar las náuseas.

Justo entonces, sonó el teléfono. Era Raegan.

«Hola, Nicole, he intentado localizarte antes, pero no estabas disponible», dijo Raegan.

«Estaba dormida. Acabo de despertarme», aclaró Nicole.

«¡Fantástico! Has conseguido dormir hasta las diez de la mañana». dijo Raegan, sonando complacida.

Conociendo los problemas de insomnio de Nicole, a Raegan no le sorprendió que se hubiera quedado dormida. Sin embargo, este descanso prolongado era inusual.

Nicole sentía que había dormido profundamente, pero su cuerpo seguía fatigado. «No sé por qué. No obstante, estaba dormida».

Raegan sonrió. «Bueno, es una señal positiva. Tu cuerpo está mejorando».

«¿Qué tienes en mente?» inquirió Nicole.

«¿Recuerdas la situación con Roscoe? Se lo transmití a Mitchel, y él encontró mérito en el plan del proyecto de Roscoe, lo que motivó su inversión. Sentí la necesidad de informarte, para aliviar cualquier preocupación», informó Raegan.

Este avance resultó prometedor. Con la inversión del Grupo Dixon, no sólo prometía apoyo financiero, sino que también salvaguardaba la reputación del Grupo Watts.

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