Capítulo 1401:

Jemma, atrapada en medio, palideció ante lo repentino. Se encontró atrapada entre la gélida conducta de Jarrod, detrás de ella, y la fogosa embestida de Nicole, delante.

La mente de Jemma daba vueltas de confusión. ¿Qué… qué estaba pasando?

Alec se detuvo, incrédulo. ¿Qué demonios estaba pasando?

Nicole, obligada a tomar la bebida adulterada, parecía atormentada, como si estuviera ardiendo. Tenía la boca seca y se aferraba desesperadamente a los labios de Jarrod como si fueran un salvavidas en el desierto.

Nicole besó a Jarrod ferozmente, un eco salvaje de sus días universitarios destellando entre ellos.

La pasión de Nicole era cruda e innegable, un marcado contraste con el comportamiento a menudo tímido o refinado de otras mujeres. Era franca e hipnotizadora, como una sirena que atraía a Jarrod.

Jarrod siempre se había sentido atraído por esa energía vibrante de Nicole.

«Cherry… Cherry…» Jemma vaciló antes de decir: «Oh, por favor, no molestes más al Sr. Schultz… ¿Qué te pasa?»

Su pregunta parecía redundante ya que la razón era evidente. Nicole parecía haber consumido alguna bebida adulterada.

Claramente, esto era obra de Lowe. Era conocido por sus tácticas turbias y su falta de moral.

Con considerable esfuerzo, Jemma intentó apartar a Nicole.

«¡Bang!» Alec tiró a Lowe al suelo y se apresuró a ayudarle.

«¡Ay! Ouch!» Lowe gimió, la caída le hizo volver bruscamente en sí. Esa noche sólo había bebido en casa, no en el club.

El alcohol dejó a Lowe tambaleándose, y el altercado físico sólo empeoró sus náuseas, amenazando con vomitar su cena. La sangre le manchó la cara y no supo si era suya o de Nicole.

Sólo entonces Lowe se dio cuenta de que no debería haber confiado en las palabras de esa zorra, Vicki. Se arrepintió amargamente de haber confiado en ella.

Juró hacérselo pagar a Vicki, pero ahora no era el momento. Jarrod ya estaba furioso y no se atrevía a provocarlo más. Jarrod era más temible que cualquier demonio.

Tumbado en el suelo, con la vista nublada, Lowe no era consciente de los acontecimientos que se desarrollaban a sus espaldas.

Mientras tanto, Alec sujetaba a Jarrod y Jemma se esforzaba por apartar a Nicole.

Alec miraba, desconcertado por el comportamiento de Nicole, que claramente no era un acto de sobriedad.

Toda la escena era desconcertante. Era como un suceso extraño que ocurre una vez cada mil años.

Alec aún no podía comprender lo que acababa de presenciar. ¿Por qué Jarrod no había apartado a Nicole? ¿Simplemente permitió que lo besara? Ese no era el comportamiento típico de Jarrod.

Jemma, arrastrando a Nicole a su lado, se volvió hacia Jarrod con una mirada de disculpa y le dijo: «Señor Schultz, lo siento de veras. Cherry perdió el control y le faltó al respeto. Le pido disculpas en su nombre. Cuando esté sobria, me aseguraré de que se disculpe personalmente. Por favor, no se lo tome a pecho. Después de todo, no es ella misma en este momento».

Jarrod permaneció en silencio, con los labios amoratados por un rastro de rojo del ferviente beso de Nicole, lo que añadía un encanto involuntario a su ya de por sí misterioso comportamiento.

Alec intervino bruscamente: «Deberías irte ya. ¿Una disculpa? El señor Schultz no quiere verla. Llévatela rápido».

Con una sonrisa tensa, Jemma respondió: «De acuerdo, me voy».

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