Capítulo 1347:

El hombre suponía que las chicas de club de clase alta como Nicole eran expertas en estos juegos, mucho más tentadoras que las mujeres corrientes a las que estaba acostumbrado. Este tipo de provocación era cien veces más excitante que simplemente desnudarse.

Sus sucias manos intentaron tocar a Nicole. Nicole se mordió el labio para ocultar su asco y le agarró la mano, llevándosela al pecho.

Sabía que sólo tenía una oportunidad. Si el hombre sobrevivía, alertaría a los guardias de fuera. Aquellos guardias estaban armados con armas de verdad, y ella no podría acercarse a ellos antes de ser acribillada a balazos.

Respirando hondo, Nicole llamó al hombre «amable señor» con voz temblorosa, excitándolo aún más.

Las técnicas de Nicole eran increíblemente eficaces. Sin dejar que el hombre tocara sus zonas más sensibles, lo tenía más excitado que nunca.

El hombre comentó en silencio que las mujeres que parecían serias en apariencia podían ser salvajes en privado.

Nicole sabía que tenía que dejar que el hombre la tocara o se impacientaría y perdería el interés.

Soportando su repugnancia, Nicole colocó la gran mano de él sobre su pecho, con sólo su delgado sujetador en medio. La suavidad de su piel hizo que el corazón del hombre latiera con fuerza.

El hombre se impacientó cada vez más, acercándose en un intento de ki*s a Nicole, rasgándole la ropa.

Nicole fingió cooperar, acercándose y ofreciéndole los labios.

Justo cuando el hombre estaba a punto de matarla, Nicole atacó.

Sin vacilar, Nicole le clavó el tenedor de fruta en la carótida.

Los ojos del hombre se abrieron de golpe y abrió la boca para gritar.

Pero ya era demasiado tarde. Nicole le había tapado rápidamente la boca con la mano, amortiguando cualquier sonido que intentara emitir.

Con un firme empujón, Nicole le clavó el tenedor de fruta en el cuello hasta enterrarlo por completo, haciendo que la sangre salpicara y cubriera su mano por completo.

La última mirada del hombre fue de pura incredulidad. No podía comprender cómo una mujer tan delicada como Nicole tenía la fuerza para acabar con su vida.

Después de haber traficado con innumerables chicas a lo largo de los años, el hombre nunca había imaginado encontrar su final a manos de una de ellas. Era una especie de humor sombrío, un giro del destino oscuramente irónico.

Al ver que el hombre había dejado de respirar, Nicole lo bajó suavemente sobre la cama antes de sacar su única arma, el tenedor de fruta.

La sangre salpicó por todas partes, empapando las paredes de madera de la pequeña cabaña.

La ropa de Nicole también estaba empapada de sangre. En ese momento, no prestó atención al sucio cubo de agua. En su lugar, lo utilizó para limpiar tanto su cuerpo como el tenedor hasta que ninguno de ellos presentaba rastro alguno de sangre.

Este humilde tenedor de fruta tenía un valor incalculable. Podría salvarle la vida y servirle como único aliado y faro de esperanza.

Después de arreglarse, Nicole se vistió de nuevo y se colocó junto a la ventana de la cabaña. Para su sorpresa, vio que un guardia se dirigía hacia ella.

Al parecer, el silencio que emanaba de la cabaña había despertado la curiosidad del guardia, incitándole a comprobar la situación.

Rápidamente, Nicole empezó a sacudir violentamente la cama y a producir gemidos artificiales para acompañar el acto.

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