Yo soy tuya y tú eres mío -
Capítulo 1318
Capítulo 1318:
Sin embargo, Doreen se limitó a taparse la boca con la mano, declinando el agua sin decir palabra.
Nicole se quedó de pie, sosteniendo el vaso, mientras los minutos se alargaban hasta convertirse en una eternidad y su espalda empezaba a palpitar de dolor.
En ese momento, uno de los compañeros de Doreen suspiró pesadamente. «¿Acaso conoces las reglas de aquí? ¿No sabe todo el mundo que el Club Kingbel ofrece servicios de arrodillamiento? Date prisa y arrodíllate».
Parecía que Doreen le había susurrado algo a su amiga, que ahora parecía decidida a dificultar el trabajo de Nicole para aplacar la ira de Doreen.
Nicole respondió con calma: «El servicio de arrodillamiento lo presta personal especialmente formado que lleva etiquetas rojas. Yo llevo una etiqueta amarilla que indica que no ofrezco ese servicio. Usted lo sabía cuando me llamó».
«Eso no me importa. Quiero que te arrodilles ahora», exigió su amiga con arrogancia.
La expresión de Nicole mantuvo la compostura mientras respondía con firmeza: «Lo siento, pero no ofrezco servicio de arrodillamiento».
«Zorra, de verdad…» murmuró la amiga de Doreen, dando un paso adelante para empujar a Nicole. Incapaz de tolerar la provocación, Nicole le devolvió el empujón.
La mujer, sorprendida, tropezó y cayó de espaldas sobre el sofá.
«¡Cómo te atreves a empujarme!», gritó, con la voz llena de rabia, mientras parecía dispuesta a atacar a Nicole.
Nicole se preparó para salir, defendiéndose del agresivo avance de la mujer. Ofender a Doreen no era una opción, pero eludir la amenaza inmediata era esencial. Sabía que podría enfrentarse a una reprimenda por parte de Jemma, pero eso era preferible a una escalada del conflicto.
Antes de que Nicole pudiera eludir el altercado, Doreen intervino inesperadamente, tirando de su amiga hacia atrás.
Nicole se sorprendió. Esa intervención no era propia de Doreen. «No montes una escena», le dijo Doreen. «Es mi fiesta de cumpleaños y están llegando invitados».
Su amiga, reconociendo a regañadientes la ocasión, asintió. A pesar de su enfado, no podía estropear la celebración de Doreen. Lanzó a Nicole una mirada amenazadora. «Espera», le advirtió.
Nicole prefirió ignorar la amenaza. Cuando estaba a punto de decirle a Doreen que haría que otra persona les sirviera, la puerta volvió a abrirse.
Una ráfaga de luz se derramó en la habitación, acompañada del inconfundible sonido de unos zapatos de cuero golpeando el suelo.
Los pasos eran inconfundiblemente familiares. Nicole se volvió y se encontró con Jarrod, vestido con un traje impecable y zapatos de cuero pulido.
Nicole no había visto a Jarrod desde su último encuentro en el hospital.
Tras aquel encuentro, cuando Nicole había ido a liquidar las facturas médicas, Alec había dejado claro que Jarrod cortaría todos los lazos con ella y dejaría de gestionar cualquiera de sus asuntos. En cuanto a su hijo, Jarrod se mostró inflexible y le prohibió cualquier visita.
Dadas sus marcadas diferencias de estatus, si Jarrod decidía desaparecer de la vida de Nicole, podía hacerlo realidad.
Los intentos de Nicole de ponerse en contacto con la niñera habían fracasado, probablemente porque Jarrod le había restringido el acceso al teléfono.
Nicole no sabía nada del estado de Austin y sólo contaba con la información que le daba Vicki. Ella perseveró, trabajando incansablemente en el club para reunir información y bajar la guardia de Vicki.
En ese momento, los ojos de Jarrod se encontraron con los de Nicole, su mirada intensa e ilegible.
Doreen, visiblemente emocionada, se puso en pie. «Jarrod, estás aquí…».
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