Yo soy tuya y tú eres mío -
Capítulo 1268
Capítulo 1268:
Incluso en inferioridad numérica, Jarrod sin duda podría prevalecer.
La preocupación de Alec por la seguridad de Jarrod se debía a Nicole. Desde su perspectiva, ella era similar a un arma letal. Independientemente de las afirmaciones de Jarrod acerca de ser frío con ella, no había pasado una semana, y ya sonaban huecas.
A Alec le preocupaba que Nicole pudiera haber causado daño a Jarrod.
«Dime, Alec, ¿cuánto tiempo llevas a mi lado?». La repentina pregunta de Jarrod pilló desprevenido a Alec.
«Dieciséis años, señor Schultz», respondió Alec.
«Dieciséis años…» repitió Jarrod en voz baja.
En un abrir y cerrar de ojos, la mirada de Jarrod se desvió hacia la mano de Alec y, sin previo aviso, levantó rápidamente la ventana, atrapándola con fuerza.
Alec hizo un gesto de agonía y se mordió la lengua para ahogar un grito de dolor.
Alec sabía que era la forma que tenía Jarrod de disciplinarle por sobrepasar sus límites. Había violado una de las reglas de Jarrod y aceptaba las consecuencias. Sin embargo, se mantuvo firme en su creencia de que no había hecho nada malo. Era un hombre directo, no uno para los esquemas.
No fue hasta que Jarrod volvió a hablar que Alec sintió un escalofrío.
«No importa cuánto tiempo hayas servido a mi lado, si ignoras mis órdenes y actúas por tu cuenta, aunque seas capaz, no eres más valioso que una rata a mis ojos», declaró la gélida voz de Jarrod.
Alec sintió que le invadía una oleada de tristeza al asimilar la reprimenda.
Alec siempre había tenido a Jarrod en alta estima. Sin embargo, a pesar de sus años de dedicado servicio, en el corazón de Jarrod seguía estando por debajo de Nicole.
Sólo cuando los dedos de Alec se pusieron morados y negros, entumecidos hasta el punto de perder toda sensibilidad, Jarrod bajó por fin la ventanilla del coche.
Alec intentó mover la mano entumecida con la otra.
«No habrá una próxima vez», afirmó Jarrod con frialdad.
Luego, el coche se alejó, dejando a Alec arrodillado en el suelo, completamente derrotado.
Alec se preguntaba si realmente se había equivocado. Nicole, aquella mujer implacable, estaba empeñada en llevar a Jarrod a la perdición.
A pesar de haber perdido la custodia de su hijo, su determinación permanecía inquebrantable.
Alec pensó que sólo había pretendido proteger a Jarrod de las complicaciones.
¿Por qué, incluso después de todo, persistían los sentimientos de Jarrod por Nicole?
Sin duda, Vicki, de la familia Hampton, era una mejor opción. Había mostrado su apoyo al Grupo Schultz y estaba totalmente entregada a Jarrod. En comparación, Nicole era totalmente ineficaz.
Alec se debatía entre la confusión y la incredulidad. Una cosa estaba clara.
No se detendría para asegurarse de que Jarrod no sufriera ningún daño. Si alguien se atrevía a poner en peligro el bienestar de Jarrod, no dudaría en encargarse de él.
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