Yo soy tuya y tú eres mío -
Capítulo 1132
Capítulo 1132:
Mitchel comprendió que un hombre debía aferrarse con fuerza a la persona que atesoraba con acciones. Nunca debía soltar a la persona que apreciaba, pues sólo invitaría al arrepentimiento.
Raegan se sintió abrumada por estos sentimientos. No comprendía por qué, de repente, le estaba transmitiendo sus sentimientos, cogiéndola desprevenida.
Se tapó la cabeza con la manta y murmuró: «Estoy un poco cansada. Hablemos de esto en otro momento».
A pesar de saber que ella intentaba eludir la conversación, Mitchel se sintió impotente. Su mirada se apagó mientras pronunciaba suavemente: «Descansa bien».
Con eso, cerró la puerta en silencio tras de sí y se marchó.
Raegan levantó la manta en cuanto oyó cerrarse la puerta, con la mirada fija en el techo blanco, sumida en la contemplación. Aún no se había decidido a reavivar la relación con Mitchel.
De repente, una oleada de miedo se apoderó de ella y deseó huir.
La oscuridad de la soledad de la noche anterior había resucitado aquella familiar sensación de abandono. El miedo la atenazaba…
Raegan se recuperó justo a tiempo para la celebración de sus bebés.
Teniendo en cuenta el inminente acontecimiento, Erick contempló la posibilidad de implicar a Mitchel en el plan.
Llegado el momento, dirigiría un equipo e irrumpiría en la villa de Davey, pero se preocupaba por la seguridad de Raegan en la celebración, sin saber si Stefan podría protegerla adecuadamente. Contar con Mitchel como seguridad adicional sería sin duda ventajoso.
Sin embargo, Raegan dudó. Los problemas de movilidad de Mitchel podrían complicar las cosas y levantar las sospechas de Davey.
Las aprensiones de Erick no eran infundadas. El plan no estaba exento de riesgos. Tanto si se trataba de los asistentes a la celebración como de los encargados de colarse en la villa de Davey, la situación parecía cargada de incertidumbre.
Con el tiempo corriendo y sin tiempo suficiente para coordinar al personal, el rescate de Casey no podía esperar. Después de todo, Davey tenía previsto firmar el contrato de traspaso de la empresa pasado mañana. Una vez que partiera, las posibilidades de averiguar el paradero de Casey eran escasas.
Mitchel comprendió el significado de la celebración de los bebés, tal como Erick había dilucidado, destinada a ayudar a Stefan. Según un decreto tácito de la familia Clifford, tras la celebración del bebé, Stefan asumiría el papel formal de cabeza de familia independiente y podría trasladar su registro del domicilio familiar.
Aunque Mitchel sintió una punzada de celos, la reprimió, reconociendo que, aunque Stefan sentía afecto por Raegan, competía lealmente sin recurrir a tácticas engañosas. Un rival verdaderamente encomiable en el amor.
Amaneció el día de la celebración.
Raegan, ataviada con un resplandeciente vestido rojo combinado con un abrigo de piel gris, irradiaba elegancia y encanto.
Davey, que hacía tiempo que no aparecía en público, hizo su entrada en la celebración.
En la jerarquía social de Aurora, las invitaciones de familias influyentes como los Clifford y los Maxwell eran obligatorias, y no asistir se consideraba una ruptura de lazos.
Así pues, la llegada de Davey le puso rápidamente en el punto de mira.
Vestido con un inusual traje de terciopelo color crema, desprendía la fachada de un erudito, aunque Raegan sabía que no debía dejarse engañar por ella. Su verdadero carácter se revelaba a menudo en momentos de descuido.
Por alguna razón inexplicable, Raegan siempre se sentía aprensiva en presencia de Davey, sobre todo porque éste tendía a fijar su mirada en ella al llegar, demorándose incómodamente.
Oculto dentro del pendiente de perlas de Raegan, un auricular retransmitía la voz de Erick. Ya habían incapacitado a todo el personal de seguridad y a los sirvientes de Davey dentro de su villa.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar